No fue solo un crimen. Fue un transfeminicidio sostenido por discursos de odio, silencio institucional y morbo digital. Escribimos sobre Sara Millerey, porque nombrarla es lo mínimo.
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No fue solo un crimen. Fue un transfeminicidio sostenido por discursos de odio, silencio institucional y morbo digital. Escribimos sobre Sara Millerey, porque nombrarla es lo mínimo.