98 | Desde Guatemala: resistir y seguir haciendo periodismo
Nuestros colegas guatemaltecos alertan sobre los ataques y amenazas que vienen enfrentando por parte del Estado y en las redes sociales. Y aunque quieran atemorizarlos, dicen, no callarán.
Por Prensa Comunitaria y Ruda.
Entendemos dónde y cuándo hacemos nuestro periodismo.
Lo hacemos en Guatemala, un país diverso y vibrante que a pesar del tiempo y las injusticias se levanta cada día e intenta sobrevivir con dignidad. Un país cuya historia ha estado marcada por la exclusión, la desigualdad y la aniquilación —física, social, económica, intelectual— de los más vulnerables, de los que nunca han tenido poder, pero también por las luchas de los que han enfrentado a quienes se han apropiado por la fuerza de ese poder, de la tierra y del Estado.
Y lo hacemos en un momento crítico en la historia del país, marcado por la transición política que supuso la derrota electoral de partidos satélites del poder tradicional, pero también por el ascenso de operadores y funcionarios que han vuelto a apoderarse de instituciones estatales para emprender persecuciones penales, acoso físico y campañas de desprestigio contra quienes los cuestionan y denuncian, contra nosotros y nuestro periodismo.
Este momento, el de 2025, es peculiar. Guatemala recorre el cierre de un ciclo histórico que empezó con el Acuerdo de Paz de 1996. Aquello marcó el inicio de la posibilidad de hacer justicia para quienes fueron víctimas de crímenes de guerra, para los desaparecidos, torturados y asesinados por las fuerzas armadas, los paramilitares y los servicios de inteligencia del Estado. También fue el inicio de algunos cambios que, una década después, traerían una revolución institucional, sobre todo en el ámbito de la justicia penal, y permitirían la persecución de los funcionarios, grupos clandestinos y empresarios que después del conflicto interno se transformaron en criminales organizados de cuello blanco.
Hemos sostenido en muchas de nuestras notas, reportajes y artículos que entendemos la llegada de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y las transformaciones que eso posibilitó en el Ministerio Público, en el Órgano Judicial y en alguna legislación como un cimiento sobre el que se construyó un renacer de la justicia, el cual posibilitó juzgar a genocidas, desbaratar bandas de narcotraficantes, desmontar redes de empresarios que desfalcaron al Estado y derrocar, por medios legales y cívicos, a funcionarios corruptos.
Cuando Prensa Comunitaria empezó como medio de comunicación, aquellos procesos estaban en pleno auge. Desde entonces, nosotros nos posicionamos en los territorios de Guatemala, en medio de las comunidades de los pueblos originarios, para contar desde ahí. Ahí nos hemos quedado y ahí seguiremos.
Crédito: Alberto Montt.
Lo que vemos hoy en Guatemala es la evolución de lo que ocurrió a partir de 2018, cuando los poderes económicos y políticos se asociaron en grupos heterogéneos a los que hoy conocemos como el pacto de corruptos y decidieron dejar de fingir que eran demócratas y optaron por volver a hacer lo que han hecho siempre: acumular el poder para apropiarse del Estado y ponerlo a su servicio.
A la expulsión de la CICIG siguió, por parte del pacto de corruptos, una nueva toma de la institucionalidad, primero del Ministerio Público y luego, paulatinamente, de las altas cortes del país. Vino, entonces, una primera ola represiva desde el aparato de persecución penal del Estado para exiliar y encarcelar a exoperadores de justicia que habían protagonizado las investigaciones a empresarios y políticos corruptos y a los periodistas que lo habían contado, desde las exfiscales Claudia Paz y Paz y Thelma Aldana hasta Virginia Laparra, pasando por el periodista Jose Rubén Zamora y decenas más.
La persecución politica atravesó las fronteras. Recientemente, a inicios de junio, el Ministerio Público de la fiscal general Consuelo Porras insistió en empujar al país a incidentes internacionales sin precedentes como solicitar órdenes de detención en contra de Iván Velásquez, exministro de Defensa del gobierno de Gustavo Petro, y de Luz Adriana Camargo, fiscal general de Colombia, colombianos que hicieron parte de la CICIG.
La pretensión del pacto era mantener el control del Poder Ejecutivo. Cuando la voluntad democrática de los guatemaltecos y guatemaltecas les dio la espalda, en las presidenciales de 2023, arreciaron su ofensiva desde las instituciones que ya controlan, sobre todo desde el Ministerio Público y las cortes, y perfeccionaron el mecanismo de acoso y criminalización mediante persecuciones judiciales espurias que son acompañadas por fuerzas paralegales, netcenters y campañas de desprestigio. Esta es la segunda oleada represiva.
Es en este segundo momento en el que se enmarca la persecución y acoso recientes a Prensa Comunitaria y Ruda. Todos los ingredientes están ahí: la creación de narrativas falsas en cuentas de redes sociales vinculadas al pacto de corruptos, las amenazas proferidas desde el Ministerio Público y la desinformación.
El objetivo final es callarnos, romper nuestra voluntad de seguir contando. No lo han hecho ni lo lograrán.
Prensa Comunitaria no es uno o una, somos un colectivo que se cuenta por decenas. Hablamos desde todos los territorios de Guatemala y lo hacemos desde hace tiempo. Antes, mucho antes de que un fiscal corrupto, un empresario reconvertido en sicario judicial o un francotirador ideológico disfrazado de académico nos atacaran ya habíamos vivido, desde el colectivo, la cárcel, los seguimientos, la difamación, el exilio y el acoso constante. Nunca desistimos y no lo vamos a hacer ahora.
Nos entendemos como entes políticos en el sentido clásico del término, como miembros de una polis, la guatemalteca, pero no hablamos desde la política, lo hacemos desde la narración de la realidad a través del periodismo. Y lo hacemos desde toda Guatemala, no solo desde la ciudad. Nuestro compromiso más firme, lo reiteramos aquí: seguiremos haciéndolo. Seguiremos haciendo periodismo y seguiremos publicando.
Muchas cosas se entienden mejor en el camino
Por Natalia Márquez, gestora de redes
El equipo de La Liga acaba de volver de un viaje increíble del que pronto te contaremos. Así que quédate atentx. Pero ese recorrido me dejó pensando en cómo a veces es útil salir de casa, y de la rutina para observar el mundo, y a nosotrxs mismxs, desde otro ángulo. Para rastrear esas preguntas que habíamos postergado responder, encontrar pistas en lugares nuevos y examinar nuestras inquietudes desde los caminos que hemos andado.
Hoy te comparto tres contenidos que también son trayectos: visuales, narrativos y territoriales. Desde los vínculos entre la papa y la identidad, pasando por las narrativas en torno a la inteligencia artificial (IA) que nos pueden ayudar a repensar nuestro sentir frente a ella y hasta la forma en que la reforestación ha afectado las dinámicas de movilidad comunitarias en Vichada.
Ser buena papa
Amo la papa. Me parece el mejor tubérculo del planeta y uno de los ingredientes más versátiles que existen, al menos desde la cocina en la que me criaron. Pero resulta que no es patrimonio exclusivo de una sola identidad. En este fotoensayo de El Malpensante, Ana Núñez Rodríguez sigue los caminos de la papa a través de distintos territorios y vivencias personales, revelando el papel que ha tenido en la construcción de identidades de clase y territorio.
Parece que eso de ‘ser buena papa’ puede venir de una similitud más material de la que creemos.
¿Inteligencia artificial o estupidez orgánica?
¿Eres parte de quienes piensan: “la IA es progreso y hay que aprender a usarla”?, ¿o de aquellxs que opinan: “esto nunca debió existir porque amenaza lo que nos hace humanos”? ¿O quizá eres de un tercer grupo que no sabe qué pensar aún?
Pues pertenezcas al lugar que pertenezcas, te recomiendo este texto de Cerosetenta, donde hay un recorrido por las narrativas literarias, filosóficas, antropológicas y tecnológicas que han intentado entender nuestra relación con la IA. Para que pienses con calma y desde diversas perspectivas, qué hacer con esta tecnología con la que convivimos tan de cerca actualmente.
¿Replantear o replantar caminos comunitarios?
La promesa de la ‘energía limpia’ en Vichada llegó con plantaciones masivas de eucaliptos y acacias que cambiaron la relación de sus habitantes con el terreno, dejándoles sin sombra y con una promesa incumplida. En este recorrido visual de Mutante, de lo que dejan los monocultivos, se ven los caminos interrumpidos de la comunidad por la madera y las industrias. No todo lo “sostenible” lo es para todxs.
Bonus track
¿Aún no sabes qué son las entidades territoriales indígenas (ETI)? Pues, deberías, porque implica la posiblidad de por fin hacer real algo que lleva demasiados años postergado. Te contamos en este reportaje que publicamos la semana pasada.
Yo recomiendo… no dar todo por perdido
Por Jeanneth Valdivieso Mancero, editora y coordinadora periodística
Mi feed de Twitter (X) y de Instagram es un vaivén de noticias y posteos que se refieren a Colombia y Ecuador, mis dos mundos más cercanos. Hay días en los que me invade la incertidumbre y la desesperanza. Los hechos de violencia; las noticias sobre el control del crimen organizado y el narcotráfico sobre las vidas de las personas, sobre la economía, incluso sobre actores estatales; el reclutamiento de menores que se ven tentados por grupos ante la falta de oportunidades; el exilio de periodistas… Aquí y allá el panorama es, en general, desalentador.
Cuando mi colega ecuatoriana Karol Noroña tuvo que dejar Ecuador por amenazas sentí que esa violencia iba cercando a conocidxs y que iba callando voces valiosas y valientes. Después de un tiempo fuera del país pudo volver. Desde entonces ha seguido reporteando para diversos medios y pudo realizar este trabajo periodístico que recomiendo mucho y que fue publicado en el medio La Periódica.
Es un especial que retrata las vidas de niños y niñas de Esmeraldas, la región que limita en el Pacífico con Nariño. Es un especial que retrata la resistencia de un pueblo afro frente a los desastres naturales, los derrames de petróleo y la violencia. Es un especial que recoge voces que invitan a la esperanza.
“Nosotras, como lideresas, reunimos a los niños de nuestras calles para que sigan unidos, incluso cuando la violencia intenta encerrarlos. Qué lindo es verlos jugando por los árboles o maravillados por los guayacanes, y decir: bueno, también puse parte mía para acompañarlos. Ahí está mi caminada, ¡yo también fui parte de esta resistencia!”, dice Zoila Castillo, una lideresa comunitaria.
Me imagino esos guayacanes, esas sonrisas, esas luchas cotidianas. Me imagino volviendo a esas playas de Esmeraldas y recordar este reportaje que es como una luz que se cuela entre las grietas.