70 | Un puente entre ciencia y sabiduría: el regalo que nos deja la COP de la gente
Un bosque es más que una serie de árboles.Con cada hectárea que desaparece, lo hace también el conjunto de relaciones que componen este ecosistema.Estas y otras reflexiones nos dejó la cumbre en Cali.
Por Mariana Gómez, antropóloga y líder de incidencia regional de la Fundación Gaia Amazonas.
Cuando Colombia asumió el reto de ser el anfitrión de la COP16 de biodiversidad todo adquirió un ritmo frenético. Aunque no era claro qué nos podía dejar una Conferencia de las Partes (COP) en el país más megadiverso por metro cuadrado del mundo, y hogar de multiplicidad de culturas, esta empezó a ser una fuerza centrífuga que nos convocó a todas y todos a confluir.
Cali brilló. Colorida y alegre, recibió al mundo entero con calidez. Sus grandes samanes le dieron sombra a conversaciones y las negociaciones estuvieron influenciadas por el ritmo de la salsa y el sabor a chontaduro. Con esta COP Colombia sacó la biodiversidad de su nicho técnico y especializado, muy del sector ambiental, y no solo la llevó a las calles, generando una reflexión colectiva, sino que la puso en la agenda política global. A pesar de las agendas cargadas y la tensión de las negociaciones, el calor del trópico supo pintar sonrisas y gracias a Cali, la COP16 fue una COP alegre.
Crédito: Felipe Rodriguez - Gaia Amazonas.
En las salas de negociación el ritmo, el ruido y hasta la temperatura cambiaban. Las negociaciones tenían otra cadencia. Por momentos era como si una cosa estuviera disociada de la otra y hasta el final de la segunda semana parecía haber dos conversaciones paralelas. A 24 horas de cerrar, los países no habían alcanzado acuerdos sobre los temas previstos. Uno de los temas aún en vilo era la aprobación de un mecanismo para darle un lugar al conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y comunidades locales en la implementación de este acuerdo.
Paradójicamente, la COP había estado llena de ejemplos de ejercicios prácticos que evidencian cómo mediante los sistemas de conocimiento en ejercicio de los pueblos indígenas y comunidades locales se protege la biodiversidad en el mundo, y se asegura el bienestar de ecosistemas saludables que regulan los ciclos naturales que hacen posible la vida en el planeta.
Las apuestas de Gaia Amazonas y la Alianza NorAmazónica (ANA) son testimonio de ello. En un evento durante la COP, la instancia de coordinación del Macroterritorio de los Jaguares de Yuruparí, en alianza con Gaia Amazonas, presentó sus sistemas de conocimiento y gobierno como respuesta efectiva para la protección y el buen vivir de la Amazonía. Estos sostuvieron un diálogo con actores clave en su proceso de consolidación como Entidades Territoriales Indígenas, para la adecuación institucional requerida para que sus gobiernos se integren a la estructura del Estado colombiano. Esto da cuenta de sus contribuciones al marco global de biodiversidad Kunming-Montreal y al cuidado de la vida en todas sus expresiones, ya que sus ejercicios de gestión territorial también contribuyen a la regulación del clima global y ciclo hídrico. Son una manifestación real, milenaria y holística de lo que entendemos como “paz con la naturaleza”.
Allí, los cuatro gobiernos que conforman el Macroterritorio de los Jaguares de Yuruparí (Mirití Paraná, Pirá Paraná, Yaigojé-Apaporis y Río Tiquié) y Gaia Amazonas lanzamos el SIGETI (Sistema de Información para la Gestión de las Entidades Territoriales Indígenas), una herramienta digital que integra la ciencia indígena y no-indígena, asegurando la gobernanza y soberanía sobre los datos para la toma de decisiones.
El monitoreo comunitario y satelital se hace en una extensión de ocho millones de hectáreas, lo que equivale a aproximadamente 45 veces el tamaño de Bogotá. Su sistema equivale al 16,5 % de toda la Amazonía colombiana. Con ella, indígenas de estos territorios monitorean lo fundamental para garantizar su “buen vivir”, como el estado de los sitios sagrados y las chagras, y visualizan las amenazas para tomar decisiones oportunas.
Crédito: Felipe Rodriguez - Gaia Amazonas.
La Alianza NorAmazónica aborda la Amazonía como un solo sistema y resaltó la importancia de una Amazonía bien conectada ecológica, social y culturalmente para la protección de la biodiversidad en dos eventos. Para ello, en alianza con la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) desarrollaron conjuntamente un análisis del estado de la conectividad, evidenciando las transformaciones en la fragmentación del bosque a nivel panamazónico, tomando datos desde 1985 hasta 2022.
Un bosque es más que una serie de árboles. Con cada hectárea que desaparece, lo hace también el conjunto de relaciones que componen este ecosistema; disminuye su capacidad de regular el ciclo hídrico y la temperatura. Para esta visión resulta indispensable valorar los diversos sistemas de conocimiento que confluyen en la Amazonía y ponerlos en diálogo. Por esta razón, ANA ha respaldado la creación de un órgano subsidiario para garantizar una participación efectiva de los pueblos indígenas y comunidades locales, como medio para que el conocimiento tradicional se eleve al mismo lugar que el conocimiento científico. Para ello, preparó un documento de recomendaciones sobre monitoreo comunitario para la protección territorial que brinda elementos para que estos ejercicios territoriales se incorporen en planes nacionales.
Casi a medianoche en la plenaria de cierre, se aprobó el órgano subsidiario, que además reconoce a los colectivos afrodescendientes con estilos de vida tradicionales en conexión con sus territorios como custodios de la biodiversidad. Si bien hay cierto sinsabor respecto a la poca celeridad para llegar a acuerdos y aún siguen en el aire temas cruciales, es indiscutible que con la deuda histórica que salda la creación de este órgano, la COP de la gente le hace honor a su nombre. Así, el regalo que nos deja esta COP16 es un puente entre la ciencia y la sabiduría.
Crédito: Mariana Gómez - Gaia Amazonas.
Como dice Vandana Shiva, “si entendiéramos que estamos en relación, sabríamos cómo vivir en un planeta vivo, y cuáles son las acciones correctas”. Tener a los pueblos indígenas y comunidades locales orientando la implementación del convenio desde sus sistemas de conocimiento nos invita a unirnos desde la diversidad. Es una oportunidad única que la ministra de Ambiente, Susana Muhammad, como presidenta de la COP del CDB (Convenio sobre la Diversidad Biológica), pueda asumir el liderazgo para implementar la ruta de instalación de este órgano subsidiario que contemple criterios para que los países puedan integrar ejercicios comunitarios en sus estrategias nacionales, y que en el mismo momento Colombia también ocupe la Secretaría General de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) en cabeza de Martín von Hildebrand, Fundador de Gaia Amazonas.
Esto puede hacer de la región amazónica una región líder en la integración horizontal de pueblos indígenas y comunidades locales, en camino a la COP30 de Cambio Climático en Belém do Pará (Brasil) en 2025. Así, la Amazonía puede articular las agendas de Cambio Climático y Biodiversidad, y podría volcar la conversación sobre el clima a valorar la contribución de los bosques tropicales y sus pueblos para la regulación del clima global.
Si quieres conocer más, te invito a visitar la cuenta de Instagram de Gaia Amazonas, donde hicimos una apuesta por explicar estos temas, a veces complejos y distantes, de forma pedagógica y creativa. ¡Síguenos!
El post COP16
Muchxs de quienes estuvieron en la cumbre más importante de biodiversidad que se realizó durante 12 días en Cali y terminó el viernes coinciden en que la agenda se sintió inabarcable con todos los temas y eventos que se plantearon, y al mismo tiempo que Cali brilló con su cultura, su comida, su fiesta y energía.
Todavía hay mucho que procesar/aprender/conocer, pero fueron días intensos de conversaciones necesarias en las que deberíamos interesarnos más, pero a veces todo parece demasiado técnico, lejano y (otra vez) inabarcable. Por eso traigo tres recomendaciones sobre temas complejos que pueden ser más fáciles de entender gracias al periodismo de nuestros aliados.
Biopiratería digital y recursos géneticos
Una semilla de fríjol alojada en un banco de semillas es un recurso genético. Pero cuando el material genético de esa semilla se extrae y decodifica para comprender cómo está compuesto y luego publicar esta información, pasa al territorio de la información digital sobre secuencias de recursos genéticos.
Este fue uno de los temas más discutidos, complejos y relevantes de esta COP16, y María Paula Murcia lo explica en este reportaje de Mutante.
Pueblos indígenas en aislamiento
Otro de los asuntos que se discutieron en la COP16 fue el de la protección de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial, o PIACI, comunidades que han decidido no tener contacto con la sociedad y vivir en lo más profundo de la selva amazónica. Durante la cumbre, Colombia dio un primer paso histórico para su reconocimiento y protección, y espera que más países se sumen.
En este video 070 cuenta cinco cosas que no sabías sobre los PIACI, por qué importa protegerlos y por qué son vitales para la biodiversidad.
La COP que quedó a medias, ¿qué sigue?
Nuestrxs colegas de Mongabay cuentan en este reportaje de cierre de su cobertura en Cali los logros y las frustraciones de la COP 16, que tuvo que suspenderse la mañana del sábado 2 de noviembre por falta de quórum. Las negociaciones se retomarán en 2026 en una fecha sin definir aún. Si quieres un resumen post COP16 este es el lugar.
Jeanneth Valdivieso Mancero, coordinadora editorial y editora.
Lo que nos dejó el privadito con Camila Brugés
No le gusta definirse con categorías preestablecidas. Se gana la vida escribiendo guiones para televisión, teatro y cine desde una casa en las montañas de Tepoztlán (México), pero lo que más disfruta es mover el cuerpo. Bailar, correr, viajar. No se queda quieta. Siempre está en busca de algo. Rutas, palabras, dolores, inspiración.
De nuestra charla en el privadito rescatamos diez ideas para acercarnos a correr y crear contenidos de otra manera:
Escribir y correr, así como la vida, son un espiral en el que uno siempre vuelve al mismo punto un millón de veces. Un millón de veces te encontrarás con el deseo de correr y muchas otras veces más, querrás abandonar.
Aplica para una maratón, pero también para un cuento, un haiku, una novela o una película: al comienzo, parece un esfuerzo monumental. La única manera de abordarla es dar el primer paso sabiendo que habrá muchos momentos en los que tendrás que parar, reagrupar, respirar o vomitar para poder continuar.
Tanto para la escritura como para la corrida, lo importante es la constancia. Seguir enfrentándose a la página, sin importar lo que pasó el día anterior. Y comprender que nunca sabrás qué va a pasar ese día. Abandonar las expectativas.
¿Cómo encontrar el ritmo?→ No solo es sentarse a escribir o salir a correr, hay que hacer otras cosas: rodearse de gente que sepa más, fortalecer (sacar músculo), estirar (salir a caminar), conversar con otrxs y recibir feedback.
Técnicas para evitar el bloqueo: hacer un esbozo de la estructura o tener un mapa de ruta. Algo que te recuerde, por ejemplo, qué era lo que un personaje tenía que hacer, cuál era su objetivo.
En todas las carreras llegamos a un punto en que nos preguntamos: ¿por qué estamos haciendo esto? Quizás corremos o escribimos para llegar ahí.
Hay que confiar en unx mismx. Porque no es la carrera, es el entreno.
Faltando dos semanas para una carrera siempre duele algo. Ese dolor puede ser real o puede ser miedo. La mayoría de las veces es miedo.
No sucumbir a la ansiedad. Aplica para todo. En momentos de estrés muy profundos, sino te detienes, respiras y conviertes ese instante de ansiedad en una oportunidad de meditación, te vas a la mier**.
Tres consejos para corredorxs/guionistxs novatxs: no tomarse muy en serio (o sea tratarse amablemente), disfrutar del proceso y recordar que se supone que no debe ser fácil.
Todavía queda un Privadito en el que puedes participar. Será con Stephanie Bonnin, cocinera colombocaribe, que conversará con Alejandro, nuestro director.
La entrada es libre y sin registro obligatorio, aunque, si quieres recibir un recordatorio, puedes dejar tu correo aquí
🗓️ Fechas: Lunes 11 de noviembre
📍 Lugar: Zoom
Los privaditos son una serie de charlas informales por Zoom organizadas junto con FES Comunicaciones y 070. Estos encuentros están pensados para compartir y discutir sobre temas como comer, amar, correr y bailar.
También espera en nuestra próxima entrega el resumen de nuestra charla de ayer con la escritora Fátima Vélez.
Un kiwi* reflexiona… con un último invitado sobre la COP16.
[*N. del K.: Para quienes no lo sepan, ‘Kiwi’ es la manera en la que se refieren a las personas que, como yo, nacimos en Nueva Zelanda. Y por si tampoco lo sabían, el Kiwi, un ave de 45 centímetros de alto, es el ave nacional de mi país.]
Manu Caddie es investigador, empresario y activista indígena Māori de Nueva Zelanda. Participó en la COP16 como parte del Caucus Indígena. Hablé con Caddie sobre la importancia de las voces indígenas en la cumbre y su experiencia como “foráneo” indígena en Colombia. Aquí está parte de nuestra conversación:
Pregunta (yo): Desde tu experiencia trabajando con líderes indígenas estas últimas semanas, ¿qué has notado que tienen en común, y cuáles son las diferencias?
Respuesta (Caddie): Las similitudes obvias son que ambos vivimos y descendemos de una experiencia colonial; hay muchas experiencias históricas compartidas entre nuestros ancestros, los impactos de la colonización, que aún continúan, y la pérdida de tierras, pérdida de la lengua, y la capacidad de proteger y usar esos recursos naturales que son nuestra herencia.
En cuanto a las diferencias, en Aotearoa [el nombre maorí para Nueva Zelanda] no experimentamos el mismo grado de riesgo y violencia que los defensores y activistas indígenas en Colombia y en muchas partes del mundo.
Pregunté a mis contactos en Nueva Zelanda cuántos activistas han sido asesinados ahí en los últimos cien años, y nos costó llegar a cinco. Mientras que aquí ocurre semanalmente, y un par de cientos al año son asesinados solo por tratar de proteger su tierra o por intentar que su comunidad deje los cultivos de uso ilícito y explore otras opciones para el uso de sus tierras.
Otra diferencia probablemente es que en Aotearoa tenemos un idioma indígena principal, y aunque hay 200 tribus diferentes en el país, todos hablamos más o menos la misma lengua con diferentes dialectos. Pero aquí hay más de 115 naciones diferentes dentro de la nación, y muchas lenguas indígenas, algunas al borde de perderse por completo y otras con solo unas pocas personas que aún las hablan.
Pregunta: Y en cuanto a los temas de biodiversidad como pueblos indígenas, ¿hay cosas en común?
Respuesta: Sin duda, hay mucha afinidad en la forma en que vemos el mundo y nuestra relación con las criaturas, las montañas y los ríos como nuestros ancestros. Especialmente en torno a la sacralidad de todas las cosas naturales y los derechos de la naturaleza, que es algo fuerte, creo, en Aotearoa y entre los Māori, reconociendo que esos bosques, montañas y ríos tienen sus propios derechos.
Pregunta: ¿Por qué necesitamos voces alternativas en las conversaciones sobre biodiversidad?
Respuesta: El sistema, del cual todos somos parte, no consideró la naturaleza finita de los recursos naturales y la biodiversidad, por lo que el sistema no ha incluido su protección.
China o Rusia o el Occidente, todos estamos operando bajo esta estructura extractiva que hemos creado, pero no la hemos diseñado bien y no es adecuada para el propósito. Así que esas voces alternativas nos recuerdan que hay cosas más importantes o más grandes que el PIB, los ingresos y las ganancias, pero las partes estatales que controlan este proceso y las decisiones aquí siguen en gran parte subordinadas a esos valores y estructuras.
Hay unos pocos, como Bolivia y otros países más pequeños, que lo entienden y hacen lo mejor que pueden, pero hasta que amplifiquemos esas otras voces para presentar las alternativas y recordarnos que hay urgencia en la situación y que hay otras formas de ver el mundo, más allá de los impulsos económicos por los que casi todas las partes estatales están motivadas actualmente, no habrá suficiente cambio.
Pregunta: Finalmente, ¿cómo ha sido para ti ser parte de la COP16 en Colombia, viniendo del otro lado del mundo?
Respuesta: Ser parte del caucus indígena ha sido increíble, y los representantes indígenas latinoamericanos han sido firmes defensores de sus pueblos. Aprecio la frustración de aquellos que no han obtenido acreditación para la parte de las negociaciones de la COP y que se sienten excluidos.
También ha sido muy decepcionante ver el bajo nivel de compromiso que ha mostrado el actual gobierno de Nueva Zelanda, no solo en su participación en la COP, sino con el medio ambiente en general. Sin embargo, estos eventos son tan profundos, es el mundo reuniéndose para tratar de encontrar qué hacer frente a una de las principales crisis de nuestra era, y es increíble pero también increíblemente frustrante ver a las partes estatales, especialmente a esos países poderosos, buscando proteger a menudo intereses corporativos y estatales en lugar de lo que es mejor para el mundo y la biodiversidad que estamos destruyendo a diario.
Timothy O’Farrell, redacción.
A usted, que llegó hasta acá… lo que queda detrás.
No logro sacarme Atrás queda la tierra de la cabeza. “A pesar de las sospechas, los ‘hasta pronto’ nunca se constituyen como un adiós. Nuestro animal alcanza a entender que oler por última vez es importante”, escribió Arianna de Sousa-García (venezolana, periodista, escritora y librera), en su primer libro. Frases como esa no lo dejan a uno con facilidad.
El paso de los días no hace que este libro —que es sobre el viaje violento de millones de venezolanxs que han dejado atrás a su país, que es sobre el dolor de ser madre en la pobreza, que es sobre la valentía de encontrar esperanza en lugares de dolor, que es sobre recordar que “detrás de la sombra siempre hay luz”— desvanezca en la memoria.
En cambio, cada dato que Sousa-García revela sobre la crisis de su país, y que ella hace hablar de su vida, queda tatuado por ahí en algún lugar de la memoria donde se funde la tristeza con la valentía y la ternura.
No puedo dejar de pensar que es de lo mejor que he leído este año: de los mejores libros, de los mejores reportajes, de los mejores diarios, de los mejores poemarios.
Tal vez porque no veía hace mucho tanta valentía en un libro. Tanto valor y amor en empeñarse en la idea de que en la partida, en las muertes, en las rupturas amorosas, siempre existe un modo de reescribirse: una salida creadora para volver a ser por y para las personas que uno ama. Porque eso es el viaje. Porque eso, creo, es el amor.
Alejandro Gómez Dugand, director.