69 | No todo lo verde es biodiverso
La COP16 recibe promesas de sostenibilidad, pero el monocultivo de caña ha despojado a las comunidades afro de su tierra y cultura. Carolina Gutiérrez de Enramada nos cuenta más en este editorial.
Por Carolina Gutiérrez, cofundadora de Enramada
Una de las primeras cosas que han visto los miles de asistentes a la COP16 al aterrizar en el aeropuerto de Cali es un extenso paisaje de cañaduzales. Luego, camino a la ciudad, en la avenida principal, se topan con unas vallas que celebran el monocultivo de la caña de azúcar como símbolo de “progreso” y “sostenibilidad”.
Cali, epicentro de la mayor cumbre mundial sobre biodiversidad, encarna una paradoja: mientras es la sede global de las negociaciones sobre conservación de la biodiversidad, a sus alrededores este monocultivo ha sido la gran amenaza de las aguas, los bosques, los pueblos y las comunidades. Ha devastado el entorno, despojado a los pueblos negros de su relación histórica y cultural con la tierra y los ríos, transformado radicalmente sus modos de vida y herido profundamente su cultura ancestral.
El Palenke Alto Cauca del Proceso de Comunidades Negras aprovechó la COP para lanzar “No todo lo verde es biodiverso”, apoyado por Forest Peoples Programme y Enramada, una organización que crea espacios de encuentro e interacción entre diferentes saberes para investigar, denunciar y generar incidencia en temas de derechos humanos y de la naturaleza. Esta investigación-campaña y exposición revela los impactos del monocultivo en los municipios de Puerto Tejada, Villa Rica, Caloto, Guachené, Padilla y Miranda. Por medio de este trabajo colaborativo buscamos mapear las huellas del monocultivo en la biodiversidad, los ecosistemas y el pueblo afrodescendiente en el norte del Cauca. Hoy, 241.205 hectáreas –el equivalente a cuatro veces la extensión de Cali– están ocupadas por la agroindustria de la caña. La expansión del “monstruo verde”, como lo llaman las comunidades afro de la región, se ha logrado a fuerza de desplazamiento y apropiación de recursos hídricos naturales.
En diciembre de 2023 un grupo de 23 personas se sentó en círculo en un salón de clases de un colegio en Puerto Tejada como parte del proceso de investigación de “No todo lo verde es biodiverso”. Casi todos eran mayores y mayoras invitados a participar en un ejercicio de cartografía social: dibujar en un mapa los impactos del monocultivo de caña de azúcar, que durante casi cien años ha transformado sus tierras, caminos, cuerpos de agua y tradiciones. En especial, buscaban ilustrar los efectos que los ingenios Incauca y La Cabaña habían provocado en sus vidas y territorio.
“¿De qué río vienen?”, se les preguntó, y se les invitó a reconstruir recuerdos en torno a esas aguas. “No creo que mis hijos hayan tenido una niñez tan feliz como la mía”, dijo uno de los mayores, quien contaba haber sido uno de los “últimos balseros” que viajaban hacia Juanchito en 1969. También recordó sus días como “famoso pescador de anzuelo”. “Esa relación con el río era vital… respetábamos el río… Los ríos crecían y volvían a bajar, y cuando bajaban, la tierra quedaba más fertilizada. Ese proceso de recarga era cíclico… Eso fue lo que mis hijos no tuvieron”, dijo.
En el grupo, unos pocos jóvenes escuchaban en silencio. Cuando tuvieron oportunidad de hablar, una mujer de unos 30 años comentó: “No tengo muchos recuerdos de río… Mi abuela contaba que venían al puente de Puerto Tejada, lavaban la ropa, compartían. Hoy uno pasa por ese río y ni ganas dan de mirar hacia allá”.
Uno de los hallazgos más críticos de la investigación es la privatización ilegal de las rondas hídricas y la desecación de humedales, áreas protegidas por ley que resguardan los cuerpos de agua y que deberían limitarse a cultivos de subsistencia. Sin embargo, los estudios realizados en las cuencas de los ríos Cauca, Desbaratado, Güengüe, Palo y Paila muestran que las plantaciones de caña, incluidas las que son propiedad de los ingenios Incauca y La Cabaña ocupan estas zonas para el cultivo de caña. La pérdida de estos espacios representa un golpe devastador al acceso y gestión del agua por parte de las comunidades afrodescendientes. Al menos 2.475 hectáreas de rondas hídricas han sido despojadas al pueblo negro por parte de las industria cañeras.
Los humedales y las rondas hídricas, ecosistemas anfibios, son cruciales para el soporte de la biodiversidad. Su vegetación retiene nutrientes, controla la materia orgánica, proporciona estabilidad, crea barreras contra contaminantes, amortigua los impactos de las actividades humanas y mejora la calidad de los cuerpos de agua degradados. La privatización ilegal de las rondas hídricas y la desecación de humedales para la siembra de caña de azúcar es una práctica generalizada en el norte del Cauca, en municipios como Guachené, Padilla, Puerto Tejada, Villa Rica, Miranda, Caloto y Corinto.
Cerca del 88 % de las más de 15.000 hectáreas de humedales registradas en la cuenca alta del río Cauca para 1950 ya no existían para 1980; las madres viejas fueron desecadas en procesos de drenaje para monocultivos. Además, la contaminación de los ríos es palpable. “Esa relación con el río era vital… Los ríos crecían y bajaban, y cuando bajaban, la tierra quedaba más fertilizada… Eso fue lo que mis hijos no tuvieron”, cuenta un mayor afrodescendiente.
La agroindustria no solo ha alterado el paisaje, sino también la economía y la vida de los pueblos afrodescendientes del norte del Cauca. La finca ancestral del pueblo negro, un sistema agroforestal biodiverso donde se cultivan 298 especies de plantas alimenticias, medicinales y maderables, ha sido gravemente afectada por el monocultivo de la caña de azúcar. Esas fincas que han definido la vida y el sostenimiento de estas comunidades ha sido desplazada en favor de la interminable mancha verde de los cañaduzales. “El tener la tierra, el mantener la tierra, el producir la tierra, es generar control político, económico y social de la gente negra”, nos contó un mayor de la comunidad. “Hoy no tenemos nada de eso porque perdimos las tierras con la llegada masiva de la caña”.
La pérdida de la finca ancestral no solo ha provocado el despojo de aguas y tierras, sino también de identidad, cultura y sostenibilidad. El propósito mayor del pueblo negro es declarar la finca ancestral como patrimonio de la humanidad; esta es una manera de proteger ese legado y salvaguardando las prácticas agrícolas que mantienen viva su relación integral con la biodiversidad. Este trabajo pretende, justamente, recoger argumentos para que esto ocurra.
La industria cañera se presenta como “verde” porque produce agrocombustibles, plástico, energía y papel. Sin embargo, el estudio demuestra que esta imagen de sostenibilidad oculta un modelo que destruye el ambiente y las comunidades. Detrás de esta fachada, la industria contamina el suelo, destruye la biodiversidad y acapara tierras comunales, desplazando a las poblaciones locales y marginando a las comunidades afrodescendientes. Y no se hace responsable de ninguno de estos impactos adversos.
Esta campaña es también un llamado. El pueblo negro le pide a los delegados de la COP16 rechazar el financiamiento de industrias que, como la caña, ocultan su impacto negativo bajo el manto de la sostenibilidad; enfatizan en que los fondos para conservar la biodiversidad deben llegar a los pueblos que saben preservarla.
El valle del río Cauca, con su historia de resistencia y el testimonio vivo de sus habitantes, es un recordatorio de que no todo lo verde es biodiverso. La declaración de la finca ancestral como patrimonio de la humanidad es esencial para garantizar que esta cultura, ligada al entorno y a su diversidad, siga viva para las futuras generaciones.
Segunda ronda de ponerle el ojo a la COP16
En La Liga seguimos en modo COP16. No podemos olvidar que durante estas dos semanas, nuestros ojos deben estar atentos a cada avance en la cumbre más importante sobre biodiversidad. ¿Por qué es clave? Porque nuestra vigilancia impulsa a las delegaciones y representantes a asumir una mayor responsabilidad en la transparencia de las decisiones y acuerdos. Nos queda una semana más, y para que estén al tanto, les comparto estos contenidos de nuestros medios aliados para le claven el diente a los temas críticos.
Cinco claves para entender qué ha pasado en la COP16
En este hilo de X, Mutante cuenta las cinco claves para entender lo que pasó en esta primera semana de la cumbre en Cali. Un dato fuerte dentro del hilo: hasta el momento solo el 0,1 % de los recursos necesarios ha sido reunido por los países para la implementación de los compromisos globales.
Los pequeños pescadores se rebelan en la COP16
Los pescadores artesanales del Caribe y el Pacífico se sienten olvidados en los debates sobre las zonas que se deberán proteger de aquí al 2030. Este reportaje de Cuestión Pública muestra cómo la pesca en pequeña escala da empleo a millones de personas, pero en eventos como la #COP16, sus voces aún no son escuchadas.
¿Qué es el Gato Chequeabot?
Consejo de Redacción y Colcheck estuvieron en la COP16 compartiendo consejos y aprendizajes clave para no caer en desinformaciones. Les recomiendan que no olviden que pueden escribirles aquí y participar en su reto con el Gatochequeabot, su herramienta interactiva de chequeo, para poner a prueba lo que hayan aprendido.
¡Hoy regresan los privaditos! 🎉
🗓️ Fechas: Lunes: 21 de octubre, 28 de octubre, 4 de noviembre y 11 de noviembre
📍 Lugar: Zoom
💸 Costo: ¡Entrada libre! No cobramos cover.
Aunque no es obligatorio registrarse, si nos dejas tu correo en este formulario, te enviaremos un recordatorio con el enlace.
La semana pasada lanzamos nuestro primer privadito, una serie de charlas informales por Zoom organizadas junto con FES Comunicaciones y 070. Estos encuentros están pensados para compartir y discutir sobre temas como comer, amar, correr y bailar. Mañana tenemos una cita imperdible: nos acompañará Camila Brugés, libretista de la versión de Cien años de soledad de Netflix y runner empedernida, para hablarnos de qué nos puede enseñar correr sobre nosotrxs mismxs. Si aún necesita un empujón para sumarse, acá un breve y esotérico resumen, hecho por Omar Rincón, de lo que discutimos en el primer encuentro con la DJ y productora Julianna.
Julianna, dj/productora/ilustradora/paisa
Se mueve tranqui en la escena electrónica y, por obligación, en redes digitales. Busca el mood de su público sin caer en la trampa de ser su súbdita. Eso del público depende de si son heteronormativos o disidentes, la ciudad, la droga. De ella y su experiencia DJ recogemos apuntes para crear contenidos de otra manera. Y dice así:
…como las djs… los productores de contenido…
Son narradores/productores/ilustradores y más.
Buscan construir un mood en sus lectores/escuchas/interactores… para que el contenido fluya con ellxs de modo orgánico.
Ella evita a toda costa la tentación de la distracción visual: muchas formas visuales o digitales no hace mejor el contenido. Por favor, no caiga en la multi o trans media.
Son mediadores entre el gusto de uno y el del público, y el de uno debe fluir e intervenir el de la gente de modo “natural”.
Les encanta el poli-ritmo, no queremos un solo ritmo de escritura, diseño, narración.
Nunca, pero nunca, abandonan o censuran su latinidad, cultura, territorio, visión: ese es su diferencial.
Saben que las drogas son claves para el disfrute. Por eso, sepa desde cuál lo están gozando, desde qué experiencia/droga quieren hacer sentido del contenido. Las drogas tienen marca territorio, luego investíguelo antes. Pero una vez lo sabe, compréndalo y trate de sacarlos de esa ketamina.
Reconocen que las redes digitales son el aburrimiento que evitan el gocen. Hay que llevar a que por unos instantes los “asistentes” abandonen la obsesión por grabar/selfiar/perderse en la pantalla. La propuesta de baile es el mandato.
Saben que el mainstream y la industria siempre lo alcanza a uno, y se debe buscar eso pequeño colectivo emergente.
Saben que todos quieren ser djs o productores de contenido, pero solo los que tienen oficio, paciencia y escucha lo logran.
Reconocen que el digging lo es todo. La reportería lo es todito.
No se lo pierdan
Así nacieron los Privaditos Virtuales, una idea espontánea entre tres periodistas que decidieron hacer talleres “de no periodismo” para compartir temas cotidianos de manera relajada. Nos unimos con 070 y FES Comunicaciones para crear Baila, Corre, Ama, Come: encuentros que nos invitan a explorar nuevas formas de contenido. Acompáñanos los lunes a partir del 21 de octubre hasta el 11 de noviembre en Zoom. Entrada libre y sin registro obligatorio, aunque, si quieres recibir un recordatorio, puedes dejar tu correo aquí: enlace de registro.
OJO: Respetamos tu privacidad; tus datos solo se usarán para enviarte recordatorios de estas sesiones.