58 | Cuando el uniforme es la bandera
Los Olímpicos terminaron y dejan, además de algunas medallas, conclusiones como esta: en Colombia hay más deportes y deportistas que afición y periodismo deportivo, escribe Alejandro Pino Calad.
Por Alejandro Pino Calad, director de Publimetro.
Los últimos dos meses han mostrado como nunca la terrible crisis de identidad de los colombianos y la gran crisis en que está el periodismo deportivo nacional. En la Copa América de fútbol pasamos de amar a “la sele”, de subirnos en un bus al que le lanzamos la responsabilidad de que llegara a una gran victoria final para tratar de alimentar el golpeado ego nacional, a señalar como fracasados y culpar de todos los males del país a esos mismos jugadores a los que un partido antes tratábamos de héroes. Todo por haber perdido contra Argentina el título. Contra el campeón del mundo. Y en el minuto 112 del tiempo extra.
La ciclotimia, esa condición en la que alguien pasa de la alegría extrema a la frustración profunda en un abrir y cerrar de ojos, empeoró con los Olímpicos. Deportistas cuyo nombre ignoraban muchos y que participaron en disciplinas que la gran mayoría de colombianos no es capaz de explicar porque no ve nunca por TV, no acompaña en vivo o ni siquiera ve registro de ellas en algún medio, de pronto pasaron a ser acusados de perdedores, de que reflejaban “la pobre mentalidad” de los nacidos en Colombia. De “¡qué desastre!”. No importó si el o la deportista acababa de obtener su mejor marca personal o si estaba llevando por primera vez a una instancia definitiva al país en una olimpiada; no, como no llegaban las medallas, para muchísima gente esos deportistas eran perdedores, un fracaso, una vergüenza.
Lo peor es que, en general, los periodistas no hicimos mucho por explicar, y los que tratamos de hacerlo, de señalar el proceso o el por qué un diploma olímpico o avanzar de ronda en X o Y deporte era realmente importante para ese deportista y para el deporte nacional, la respuesta generalizada fue un “por eso es que somos mediocres, porque el periodismo aplaude todo”.
Y sí, hay una enorme responsabilidad del periodismo en los resultados del deporte nacional, pero no es por felicitar a los deportistas, es precisamente por no hacer control de la actividad deportiva nacional fuera del fútbol. Por supuesto que hay periodistas que lo hacen, pero son pocos y tienen poco o ningún espacio en los medios masivos.
Los medios, como industria, le apuestan al caballo ganador y en ellos vemos otros deportes sólo cuando hay grandes patrocinadores detrás o deportistas que están logrando registros en deportes que muevan el torniquete de la industria. El ejemplo clásico es Juan Pablo Montoya: mientras brilló en la Cart y luego en la F1 era noticia constante, pero desde que salió de las categorías más populares o con mayor incidencia industrial, dejó de ser tan notorio. A pesar de que sigue corriendo. Incluso, de él se habla muchísimo más que de cualquier categoría del automovilismo nacional, que poco eco tiene en nuestros medios, ¿o usted sabe quién es el actual campeón del TC2000 Colombia o de las 6 horas de Bogotá? Si la respuesta es un sí, felicitaciones; si es no, no es su culpa: poco o nada se habla en los grandes medios de deportes que no sean fútbol.
Crédito: IG olimpicocol.
Y ni siquiera en el fútbol se está haciendo un real trabajo de control y revisión del trabajo de la dirigencia, que es en últimas la que define el crecimiento y éxito de un deporte. Los deportistas dependen de sus decisiones, su estrategia de patrocinios y su proyecto para su actividad. Y son pocas las federaciones deportivas que de verdad tienen uno bien estructurado.
Eso por no mencionar el papel del Estado: París 2024 dejó claro que necesitamos a gritos una nueva ley del deporte y renovar o modificar el Sistema Nacional del Deporte. Aportó, sí, pero en la era hiperprofesional cada logro de un deportista colombiano va a ser más difícil si no se cambia la apuesta y se propende por un modelo en que las federaciones obtengan recursos que no sean sólo públicos. Necesitamos que los privados crean en deportes que no sean fútbol, que los periodistas hablemos de esos otros deportes y que la afición los conozca. Ese es un círculo virtuoso que no se está viviendo en Colombia.
Ahora, el ejemplo de ese círculo no es el fútbol. Puede que sea la federación rica y el deporte más popular del país, pero lo sucedido en estos dos meses deja claro el serio problema del periodismo a la hora de abordar el cubrimiento del balompié. Muchos se rasgaron las vestiduras con la impresentable actuación de miles de compatriotas que protagonizaron desmanes en Miami durante la final de la Copa América, pero cuando se supo que el presidente de la Federación de Fútbol, Ramón Jesurún, había sido detenido por agresión en esa misma final, prefirieron no decir nada o, peor aún, justificarlo, porque ‘pobrecito, es un padre, un abuelo’. Como si el tipo que agredió a un guardia en la planta baja porque no podía entrar al estadio no fuera también padre o abuelo, sólo que él era un hincha más, no el poderoso dirigente amigo o socio/empleador de periodistas.
Lo bueno es que los Olímpicos nos recuerdan cada cuatro años (esta vez fueron tres, pero es que pandemia) que en Colombia hay más deportes y deportistas que afición y periodismo deportivo. Lo malo es que cuando se acaban los Olímpicos parece que nos olvidamos de eso. Ojalá esta vez no vuelva a pasar.
Se nos acabaron los olímpicos
Todos estos días he trabajado con los JJ.OO (Juegos Olímpicos) de fondo, viendo gente extraordinaria compitiendo con otra gente igual de extraordinaria. En la última reunión que tuvimos les decía a Alejandro y a Jeanneth que estas semanas he sido un mar de lágrimas viendo videos de deportistas olímpicos de todos los países cumpliendo sueños. La verdad es que a muchxs no lxs conocía hasta que les dieron un spotlight en redes y el algoritmo se ha encargado de mostrarme contenido para que no me de F.O.M.O. no saber cómo se ve un buen clavado o una rutina perfecta de gimnasia artística.
Y como yo quiero que ustedes conozcan deportistas colombianxs y sus historias, les voy a compartir contenidos hechos por nuestros medios aliados y así los tienen presentes. Yo sé que ya se nos acabaron los JJ.OO, pero de pronto para el próximo evento deportivo en el que compitan ya lxs tienes en tu radar para apoyarlxs.
Mujeres deportistas
Las mujeres deportistas han tenido que esforzarse más para tener cupo en los JJ.OO. ¿Nos sorprende? No nos sorprende. En este reel de De la Urbe cuentan sobre los retos a los que se han enfrentado las mujeres desde los antiguos juegos en el año 776 a.C. y el largo camino hasta París 2024, edición en la que por primera vez hay una verdadera paridad de género y la misma cantidad de mujeres y hombres estuvieron compitiendo.
En esta historia no dejan de destacar a algunas mujeres que cambiaron la historia del deporte en Colombia.
El medallista olímpico más joven
Uno de los videos que vi en redes y que me produjo demasiada ternura fue el de Ángel Barajas contando cómo había iniciado en la gimnasia por Sportacus, uno de los personajes de la serie infantil Lazy Town. Fue gracioso, pensé en mí a los 6 años saltando de un lado a otro viendo esa serie, pero yo no había pensado en qué hay detrás del hecho de que un jóven cucuteño de 17 años haya podido obtener una medalla de plata. Yo solo pensé genial, este muchacho es un duro, pero vi este post de Mutante que deja preguntas que deberíamos hacernos sobre esta clase de eventos y logros deportivos.
Yo quedé plop.
‘Goku’ consiguió la décima medalla olímpica en levantamiento de pesas para Colombia
¡Tremendo tener 24 años y ganar una medalla de plata por levantar 390 kilos! Ese es el logro del levantador de pesas chocoano Yeison ‘Goku’ López y en Cuestión Pública hicieron este hilo en el que cuentan detalles sobre la competencia de halterofilia en la que Colombia llegó al podio.
Nicoll Fonseca, gestora de redes.
Yo recomiendo… No dejar pasar los dos años de Petro
La semana pasada se cumplieron dos años de Petro en el poder y varios medios y organizaciones hicieron trabajos que acá les recomiendo.
Una revista. Páginas, de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), dedicó la edición a los “dos años de una relación tumultuosa entre el presidente y la prensa”. Repasan episodios y analizan esta relación, también traen una radiografía en cifras de cómo se han manejado las comunicaciones del gobierno y un artículo sobre RTVC y la batalla por el relato cultural.
Un contenido interactivo: Los números clave tras #2AñosConPetro.
Más allá de las opiniones y del ruido en las redes sociales, Cuestión Pública se concentró en lo suyo: los datos. Hizo un balance de mitad del mandato de Petro y analizó 14 indicadores sociales, económicos, ambientales y relacionados con la política contra las drogas, que reflejan los avances y retrocesos en sectores claves. Y para interactuar con el contenido presentan una herramienta para elegir cómo y qué información ver.
Un pódcast: ¿Bajó la pobreza en los dos años de Petro?
“Mi principal satisfacción ha sido sacar a 1,6 millones de personas de la pobreza”, le dijo el presidente Petro al diario francés Le Monde en una entrevista. ¿Será? Durante estos dos años, varios medios e iniciativas para chequear la veracidad de la información han puesto a Petro en su detector de verdades y mentiras por sus dichos. La Silla Vacía, en su pódcast Huevos Revueltos con Política, analiza esa cifra y explica el contexto para entender cómo va la pobreza en Colombia.
Un análisis: ¿Cómo nos ha ido a las mujeres en el gobierno del cambio?
Con la mirada de ocho mujeres de diferentes sectores, Razón Pública presenta una evaluación del impacto del gobierno Petro en la vida de las mujeres, se comparan las promesas hechas con los logros y también plantean las expectativas y desafíos para los próximos años.
Jeanneth Valdivieso, coordinadora periodística y editora.
A usted, que llegó hasta acá… lxs cuerpxs de los Olímpicos
No suelo ver deportes como espectáculo a pesar de que he practicado varios. En general, no me mata la épica de los deportistas: casi siempre que leo cómo se escribe sobre ciclistas me parece cursi y las historias de futbolistas me aburren. Toda vez que he tenido que ver estos programas de debate sobre deportes he sentido unas ganas terribles de comer arena hasta asfixiarme. En general, hablar de deportes no es mi cosa favorita. Pero, a pesar de que creo que no le dediqué más de 45 minutos enteros a ver algo en los Olímpicos, me encanta que existan.
Me gustan por contraintuitivos. Porque nos dicen que algo está inspirado en los griegos y de una pensamos en estatuas de mármol de cuerpos hegemónicos (de cuerpos varones, porque casi siempre pensamos en cuerpos varones) que sostienen un disco o que lanzan una jabalina. Pensamos en las barbas y los oblicuos, los pectorales, en todo eso que entendemos como el humano ideal. Y hagamos fastforward: de esa idea que le acuñamos a los griegos de lo atlético como un sinónimo de belleza tenemos hoy nuestra propia versión siglo xxi. Y de ahí nuestras ideas contemporáneas y dismórficas de los cuerpos. Por eso las dietas y las operaciones y los ozempics y la búsqueda del cuerpo de playa perfecto.
Pero los Olímpicos, y los de este año en particular, son justamente la celebración de las diversidades: los cuerpos pequeños y los gigantes, de lxs corredores con piernitas ligeras y lxs pesistas monumentales. De lxs arquerxs con panzas y lxs nadadores que parecen mitad humanxs mitad delfines. Los cuerpos occidentales y los andinos y los asiáticos. No se me ocurre una mejor manera de decirlo que llamarles lxs cuerpxs. No es algo que pienso solo yo. Este año, y en particular luego de las olas de violencia que recibió Imane Khelif, las redes se llenaron de videos que celebraban esa inmensa variedad de seres humanxs. Cuerpos elásticos sobre las barras paralelas y cuerpos torpes bailando breakdance.
Y antes de que empiecen a decir: ‘Ay, todo tan woke, ay de mí, ay de la humanidad’, cabe recordar que la vocación de los Olímpicos modernos fue otra desde sus inicios, la celebración de todo lo que esta especie es capaz de hacer. Sin ir más lejos, el barón de Coubertin (quien inspirado en los juegos de la antigüedad creó los Olimpicos modernos en 1894) se ganó él mismo una medalla de oro en una categoría bastante particular. Luego de participar de manera anónima, Coubertin ganó en la competición de poesía. Entonces, también se premiaban talentos como la escultura, pintura y música.
Así que me gusta mucho esto de un evento que nos recuerde eso: que no importa lo que nos digan las páginas de las revistas de moda y los comerciales de productos deportivos, la especie humana tiene también la capacidad de ser excelente de maneras tan diversas.
Alejandro Gómez Dugand, director de La Liga.