55 | Nadie, ni el gobierno, me va a convencer de no creer en Venezuela
Esta entrega del Boletín llega tarde porque se terminó hoy. Fabiola Moreno lo escribió luego de conocer los resultados de las elecciones de su país y de decidir que, a pesar de todo, quiere creer.
Por Fabiola Moreno, venezolana, creadora de contenido y panelista del podcast En el nombre del Pop
Yo también fui de esas personas que pensaban que ya nada de lo que hiciéramos valía la pena: que ante un gobierno autoritario como el que se instaló hace 25 años en Venezuela no hay votos que valgan.
Emigré a México en 2014, llena de rabia y frustración. Pasé mucho tiempo queriendo distanciarme, no sólo del acontecer nacional sino de mi propia opinión y mi fe hacia el país. Cada quien lidia con el duelo de la forma en la que mejor puede. Pero algo pasó a inicios de 2024. En marzo, cuando abrieron las inscripciones electorales en México, tuve una reflexión: si va a pasar lo mismo que pasa siempre, ¿qué pierdo con ejercer mi derecho?
En términos del amor, es como cuando quieres salir con alguien que te gusta y no te atreves a decírselo. Lo peor que puede pasar ya está pasando, y es que no está pasando nada. El no ya lo tienes porque esa persona no tiene ni idea de tus sentimientos. ¿Pero y si resulta ser mútuo? Al final, todo termina siendo ganancia.
Acabamos de vivir las elecciones más importantes de Venezuela en los últimos 25 años y, mientras escribo estas líneas, suena una canción de Silvana Estrada que dice: “Se me ocurre que esta vez ganan los buenos y que el tiempo nos arropa con cariño de los siglos que hacen eco”.
Lo que vivimos la madrugada del 29J, cuando a pesar de todo el CNE anunciaba que Maduro había sido elegido presidente, era el escenario que estábamos esperando. Las probabilidades de que el gobierno se comportara de manera democrática eran mínimas, para no decir inexistentes. Quizás haber entendido eso cuando decidí confiar en María Corina Machado y sus decisiones, es lo que hace que hoy me sienta tranquila. Creo plenamente en que todo lo que está pasando nos va a llevar a un buen puerto.
Estos últimos días no solo me llevé la sorpresa de que mi mejor amigo viajó a Venezuela sin decirnos, para ir a votar; sino que una de nuestras amigas más amadas, —con quien hace unas semanas discutí cuando me preguntó “¿Para qué votar si nada va a pasar?”—, compró un boleto para viajar a ejercer un derecho que se aprobó para las mujeres venezolanas en 1946.
Y es que parece un instinto humano elegir creer. Y si no es así, ¿cómo le llamamos a la cantidad de veces que hemos bajado, borrado y vuelto a bajar una app de citas con la esperanza de que ahora sí suceda, que ahora sí llegue ese match con el amor que queremos?
¿Cómo le llamamos a la cantidad de veces que hemos creído que los guionistas del universo de Game of Thrones no se atreverían a rompernos el corazón matando a nuestros personajes más amados? ¿Cómo le llamamos a la cantidad de veces que hemos creído que ahora sí, este viernes, Taylor Swift va a lanzar Reputation Taylor’s Version y, por fin, cerrar la posibilidad de darle un peso a los traicioneros del pop que le robaron sus canciones?
Creer que ahora sí Venezuela está lista para cambiar es lo que nos trajo hasta este punto. Pero nadie dijo que esto iba a ser fácil. Esta campaña electoral y estas elecciones no fueron solo un ejercicio cívico y constitucional, han sido uno de nuestros mayores actos de rebeldía y resistencia. Tuvimos que ir diariamente librando una serie de dificultades relacionadas a enfrentarnos a todo el aparato de un Estado, y repetirnos con frecuencia lo que dijo María Corina Machado cuando fue elegida como la líder de la oposición en las primarias: “Vamos un día a la vez”.
En términos de Mario Bros. Salvar a la princesa Peach, que está presa en un castillo con Bowser, era el objetivo final del juego. Pero no se empieza por ese castillo cuando comenzamos a jugar. Antes de llegar ahí, Mario debe superar una serie de obstáculos en diferentes mundos, que buscan herirlo, debilitarlo y Pa-pa-pa pa-ram-pam-pam!
El 28J, cuando salimos a votar por un cambio, no era el castillo de Bowser. No. El 28J es apenas uno de los muchos obstáculos que vamos a tener que vencer para acercarnos a ese momento de liberar a Peach y tener un país que regrese por completo a la democracia. Y me dice mi amiga, la de la anécdota de la discusión: “Es que yo nunca pude vencer a Bowser”. Y le respondo: “Eso fue porque no nos organizamos para vencerlo juntas”.
Y justamente creo que de eso se trata. Lo decía la semana pasada Ana Milagros Parra, politóloga venezolana, en su podcast: “A pesar de no tener instituciones, a pesar de que todo está controlado, que el aparato del Estado lo tiene el gobierno, todos los mecanismos que se utilizaron (esta vez) fueron con lógica institucional”. Nuestra cultura de 40 años de democracia es lo que nos hizo querer votar y es lo que nos hace hoy confiar en el proceso liderado por María Corina Machado, que promete legitimar la verdad de los venezolanos votantes que elegimos un cambio.
En 1958 cuando el dictador Marcos Pérez Jiménez decidió huir después de un gigantesco fraude electoral en diciembre de 1957, solo bastaron 35 días. No sé cuánto tiempo nos vaya a tomar a nosotros, pero de lo que sí estoy segura es de que esta vez es diferente y no se parece a nada de lo que hayamos vivido en los últimos 25 años. Esta vez tenemos un momento tan inédito, que no voy a dejar que más nunca nadie, y mucho menos el gobierno que ayer se ratificó en Miraflores, me haga pensar que mi país no puede cambiar.
Hoy, el mundo entero mira lleno de dudas al gobierno de Maduro y los líderes de toda la región, incluso muchxs que antes fueron aliadxs del chavismo, exigen transparencia y claridad de lo que pasó en Venezuela ayer para reconocer la legitimidad del gobierno. Maduro, parece, empieza a estar cada día más solo en su castillo de Bowser.
Por eso decido creer. El camino para llegar al reto final ya ha empezado.
Me despido con este verso de Rafael Cadenas con el que me despierto: “En medio de la mentira, por encima de ella, en la hendidura, busca este país su verdadero rostro para curarse”.
Yo recomiendo
Las elecciones venezolanas deberían interesarnos. En el torrente de contenidos es fácil perderse y dejarse sorprender por las fake news que se triplican en tiempos electorales de todos los países. El chavismo y el posterior gobierno de Maduro han censurado medios y perseguido periodistas. Ejercer el periodismo crítico e investigativo también ha llevado a muchos al exilio, pero de ahí también han surgido varios de los proyectos periodísticos más interesantes de los últimos años y muchos siguen resistiendo. Hace unas semanas, a propósito de un episodio que muestra la cara censuradora más reciente del gobierno venezolano, invitamos a Roberto Deniz, de ArmandoInfo, a contarnos su “maratón contra la censura”.
Días antes de las elecciones se registraron nuevos ataques verbales y acciones de censura. En un acto de campaña, Nicolás Maduro atacó a agencias internacionales de prensa como EFE, AFP y AP , y a la cadena CNN, a los que llamó “sicarios de la mentira”. También los sitios web de varios medios fueron bloqueados desde los proveedores de internet, cómo fue el caso de El Pitazo Tv, El Estímulo, Medianálisis, Diario Tal Cual, Analítica, entre otros.
Para seguir lo que vendrá luego de los resultados de ayer en Venezuela y para conocer lo que ocurre en ese país más allá de este proceso, les traigo estas tres secciones con tres recomendaciones:
Medios
Hay muchos y muy variados medios para seguir. Además de ArmandoInfo una muy pequeña muestra:
Runrunes, con cobertura de los hechos más recientes y reportajes especiales.
Medio Sur, una organización periodística con enfoque de género y “con datos que tiene rostro”.
Últimas Noticias para estar al tanto de lo más reciente y mirar en streaming lo que está ocurriendo con una nueva iniciativa que están probando en X.
Colegas
Entre quienes yo sigo porque las conozco y admiro su trabajo están: Sheyla Urdaneta, quien colabora con El Pitazo TV; Ronna Rísquez, autora del reciente libro sobre la organización criminal El Tren de Aragua; y la muy premiada Luz Mery Reyes, fundadora y director de Efecto Cocuyo.
Otros proyectos
Arepita es un laboratorio de comunicación digital, pionero en el desarrollo de comunidades alrededor de newsletters en español. En su cuenta de X puede seguir todas las novedades.
Connectas lanzó la iniciativa #LaHoraDeVenezuela para apoyar a medios independientes en su cobertura de las elecciones. Con la búsqueda de ese hashtag se puede acceder a las publicaciones.
La organización civil Espacio Público, que promueve y defiende la libertad de expresión, viene haciendo una veeduría al derecho a la información y al trabajo de los medios.
Jeanneth Valdivieso M., editora y coordinadora periodística.
Historias de un país vecino
Estoy cansada de escuchar a personas que tapan su xenofobia bajo la justificación de que tienen miedo de cómo ha crecido la inseguridad en Colombia desde que empezó la crisis migratoria en Venezuela. ¡No más! Me cansa la insensibilidad y falta de consciencia con la que muchxs se atreven a ignorar las diversas historias de personas que han tenido que abandonar su hogar a causa del régimen de un Estado que se supone que debió protegerles.
Por esto hoy quiero compartirles tres trabajos de nuestros medios aliados que hacen esfuerzos por romper estigmas y humanizar la crisis más allá de un asunto político. No olviden mandarle este boletín a su tía xenofóbica de confianza.
No se arriendan venezolanos
Es lo que se lee en avisos de inmuebles en Bogotá y sus alrededores. Es IM-PRE-SIO-NAN-TE el nivel que alcanza la xenofobia en Colombia y en este texto de Mutante cuentan como desde 2019 los medios han registrado el rechazo que muchos arrendatarios tienen hacia la población venezolana.
Que le nieguen a una persona el derecho al arriendo de un apartamento o casa es la consecuencia de un prejuicio generalizado. La pregunta de la que parte el texto de Mutante es qué pasa cuando un arrendador local y un arrendatario extranjero se encuentran para dialogar. Léanlo y nos cuentan en los comentarios.
Sobre la niñez
En 2022 hicimos esta investigación sobre cómo lxs niñxs migrantes se ven obligados a trabajar para ayudar a sus familias en medio de la crisis. Los adultos responsables de estxs niñxs usualmente no tenían papeles que les facilitaran la posibilidad de tener un trabajo formal, se encontraban en extrema pobreza y, por ende, lxs niñxs se veían en la obligación de trabajar para buscar un sustento.
En medio de una situación que de por sí no debería suceder, lxs niñxs se enfrentan a abusos, explotación, maltrato e incluso están en la mira de organizaciones criminales de Venezuela y Colombia.
Venezolanos en Colombia
Y para rematar, les dejo una colección de especiales de Consejo de Redacción en el que asumen el rol fundamental que tienen los medios de comunicación al visibilizar problemáticas de la población migrante. Colombia ha tenido que implementar políticas para reducir la xenofobia y promover la integración y estos especiales periodísticos muestran las dificultades a las que se han tenido que enfrentar las personas que han tomado la decisión de irse de su país y también las diferentes formas de estas personas para establecer una nueva vida con otras oportunidades.
¡Y que no se me olvide!
Vi ‘Aquí Estamos’ (2024), un cortometraje venezolano sobre tres jóvenes millenials que intentan llevar una vida normal en medio del régimen socialista de Nicolás Maduro en Maracaibo, Venezuela durante el 2017. Ese fue un año de fuertes protestas estudiantiles, cese de garantías constitucionales y violenta represión política que agravó la histórica crisis migratoria de venezolanos por el mundo.
Si quieres entender la crisis venezolana con otros ojos y cómo ha afectado permanentemente a esta generación, échale un ojo a este producto debut del director, productor y guionista marabino Jorge Ruly, muy recomendado.
Nicoll Fonseca, gestora de redes
A usted, que llegó hasta acá… El valor de esperar para hablar
Es raro que unx periodista, que tiene el inmenso privilegio de tener una plataforma para hablar en público, decida hablar en X primero. Pero pasa.
Y pasa mucho. Como que se les mueven solitos los dedos para decir “tirano”, “robo”, “fraude”, “era gol de Yepes”.
Y es raro que decida, ahí, hablar ennardecidx y con la antorcha encendida para gritar cosas que desde su medio no diría porque, lx periodista lo sabe, a nadie debería olvidarse de la ética dependiendo del teclado que tenga en las manos.
Es raro que reaccionemos como opositores políticos o analistas de fútbol. Qué raro eso que sigamos creyendo que para la gente nuestra opinión es vital y urgente.