53 | Boletín de una noticia que no fue (¿o quizás sí?)
Sí, nos ilusionamos con una Colombia campeona de América, pero esta vez no fue y nos quedó el sinsabor. Este Boletín no va de eso. Igual pasen y lean porque les hablamos de La Silla Vacía y más.
Por Andrés Páramo Izquierdo, periodista y miembro de Presunto Pódcast.
Ha pasado una semana desde que La Silla Vacía confirmó que la persona que casi todo el mundo daba por ser Gustavo Petro en Panamá era, en efecto, Gustavo Petro en Panamá. Con la final de la Copa América de por medio (que Argentina ganó ante Colombia), parezco hablando de una noticia del siglo pasado, pero bueno: tratemos de fijar nuevamente un pequeño reflector hacia allá.
Como sabemos, se hizo viral un video de un hombre-Petro caminando de la mano con una mujer de vestido azul en las calles de Panamá. Las redes especularon (transfobia de por medio) que ese era el presidente de Colombia. Y bueno: chisme vino y meme fue. Noticias en Panamá dijeron cosas. Parte de la oposición aseguró que claro que sí, que nos ocupáramos de eso. Otra buena parte, que mejor no, que nos fijáramos en otros desastres. Los medios tradicionales, me parece que más por la sagacidad de no caer en un posible anzuelo de un presidente que pelea contra el periodismo, prefirieron evitar la pelea y no tocar el tema.
Poco tiempo después, la información fue más o menos confirmada por el mismo Petro, con un mensaje a su vieja usanza: un poco de críptico, a ratos histórico y un final de escuela de pensamiento en ciernes. Pudo haber quedado ahí. Los únicos que habían negado que se tratara de él fueron miembros de las bodegas, quienes no contaban con que el presidente saldría a reflexionar sobre el tema, traicionándolos en esa fidelidad anticipatoria. Suele pasarles.
Pudo haber quedado ahí, insisto, pero La Silla Vacía lo corroboró con un cotejo de informaciones, fotos, videos y testimonios, aclarando una duda que ya estaba más o menos disipada. O al menos pasada de moda. Más allá de la pertinencia de la noticia, que fue fugaz, porque el debate se centró de inmediato en si debieron o no hacer esto (y sobre ese tema hemos discurrido varias personas a través de distintas plataformas, yo incluido, por acá, en Presunto Pódcast), me interesó la reflexión posterior que hizo la directora de La Silla Vacía, Juanita León.
Crédito: Alberto Montt.
Primero, porque los medios colombianos no suelen pensarse a sí mismos: de lejos se notó que la noticia de que el centro de la discusión fueran ellos, y no Petro, generó un impacto dentro de su sala de redacción. Y segundo, por una frase de su editorial. Esta: “… que el presidente Petro haya asumido el riesgo de salir a la calle cogido de la mano de una mujer diferente a Verónica Alcocer dice algo de su carácter”. ¿Sí? ¿Y qué? ¿Qué es lo que nos dice?
León propone una respuesta: “Ya sea del tipo de precauciones que toma en el manejo de sus asuntos personales o de su audacia para romper códigos convencionales en aras de defender, como dijo en su único trino sobre este escándalo, ‘su último ratio de libertad’”. Puede ser eso. Aunque puede ser, la verdad, muchas otras cosas: una carta que cualquiera puede jugar bajo las reglas de su propia moral para decir lo que quiera. El Petro “infiel”, sin embargo, fue un comodín que no se usó mucho (una paradoja), pero comodín al fin y al cabo.
En esta batalla contra la desinformación (de eso se trata la sección del “Detector de Mentiras” en la que los usuarios de La Silla Vacía le piden al medio que corrobore noticias), hubo también la oportunidad de labrar un terreno para la interpretación, algo que queda claro en el editorial que volteó las costuras del proceso.
El tema del “carácter” de un presidente, y las claves noticiosas para determinarlo, sobre todo cuando se muestran cuestiones de lo que aquí en Colombia se entiende por intimidad, son un terreno pantanoso. ¿Qué es lo que interesa y no interesa a la ciudadanía? ¿Qué detalles nos conducen a una mejor información sobre él? ¿Cómo eso nos ayuda? Sin duda, la personalidad de una figura pública de esta envergadura (sea candidato o sea presidente) importa mucho. ¿Pero hasta dónde? ¿Dónde hay un límite entre lo que interesa y lo que no?
Vamos con un ejemplo. No hace mucho, el presidente atendió todos sus asuntos públicos llevando una gorra: se le vio acalorado con ella en la cabeza, de correría por Colombia dando los discursos de rigor, pero también elegante y de corbata, atendiendo a una reunión diplomática con el presidente Lula da Silva, de Brasil. De las conjeturas del momento salió a ratos la de los implantes. Digamos que se hubiera corroborado con un trabajo de cotejo o de fuente anónima, con titular: “Petro tiene pelo nuevo”. ¿Eso qué nos diría? La vanidad, la voluntad de contradecir la genética propia, el despilfarro. Puede ser. Pero de ahí para adelante, también lo que cupiera. Cosas buenas, incluso. De eslogan progresista: “un presidente que se cuida, también nos cuida”. No sé.
No me convenció ni por temporalidad, ni tampoco por certeza de un carácter.
Me han dicho que lo importante aquí —la cosa en sí— es el tiempo que el presidente se gasta haciendo su agenda privada, mientras desatiende asuntos de Estado (en Panamá, paseando durante una cena oficial, etcétera). Ah, bueno. Por ahí más bien puede ser. O pudo ser. Ese es un tipo de carácter de estadista en el que habría que profundizar.
Ojalá.
Tres preguntas, tres historias
¡Hola! Esta semana estuve scrolleando para ver qué compartirles en esta entrega y me encontré con tres historias de medios aliados que tenían algo en común: en sus títulos o sumarios tenían preguntas de relevancia sobre temas que como colombianxs nos competen. Yo hoy quiero hacerles la invitación a que empiecen su semana leyendo estos trabajos y, por si no tienen mucho tiempo y tienen que escoger solo uno, les dejo un pequeño resumen de los tres para hacerles más fácil la decisión con base en sus intereses.
¿Qué pasaría si fuera un familiar tuyo?
Fair Leonardo tenía una condición de discapacidad, fue raptado por una red criminal integrada por miembros del Ejército Nacional, luego lo asesinaron y lo hicieron pasar como dado de baja en combate. De los 3.700 ‘falsos positivos’ en investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación, hasta el momento solo hay 10 víctimas identificadas con alguna discapacidad.
En el link del título podrás leer el homenaje que le hace Cuestión Pública a víctimas en condición de discapacidad o de calle que fueron identificadas por la JEP en Dabeiba, Antioquia.
¿El fútbol y la política están relacionados?
Yo no tenía ni idea de que luego del asesinato de Gaitán en el 48 tuvieron que adelantar la fecha del primero torneo de fútbol profesional en Colombia. Esto dice mucho de la relación que existe entre fútbol y política y sobre eso es esta entrevista de Mutante a Gabriela Ardila Biela, autora de ‘A las patadas: Historia del fútbol practicado por mujeres en Colombia desde 1949’.
Ustedes qué creen, ¿será que el fútbol y la política son algo indivisible?
La promesa que hizo en campaña el ahora presidente de Panamá José Raúl Mulino no está funcionando: cerrar el tapón del Darién para limitar el tránsito migratorio en la zona. Mulino ordenó instalar una cerca con alambre de púas, pero los migrantes se las han arreglado para retirar las estructuras y pasar de todas formas. En este texto de Cerosetenta se habla de cómo las acciones del nuevo gobierno panameño, sumadas a las de Estados Unidos y Colombia, no son efectivas para acabar con esta problemática.
Nicoll Fonseca, gestora de redes
YO RECOMIENDO: no perderse las investigaciones de Vorágine.
El 23 de junio Vorágine, aliado de La Liga, publicó la investigación “Los informes de Jorge Restrepo y la empresa gerenciada por Yohir Akerman a favor de Chiquita Brands” que republicamos en nuestra web. Y aunque han pasado varios días no hay que perder de vista esta historia. Las reacciones no han parado, incluida la de Akerman en una columna de Cambio a la que Vorágine respondió con este editorial donde defendió sus hallazgos y mostró cómo a pesar de que el columnista y consultor le resta importancia a sus labores en Guidepost, las actas de la empresa dan cuenta de su posición de poder en esa empresa.
La Liga y sus aliados también se pronunciaron para respaldar el trabajo de Vorágine: “creemos en el poder de las historias y en la investigación periodística, como la que llevó a cabo y publicó Vorágine” sobre el caso Chiquita Brands. Acá pueden leer la nota editorial completa que publicamos.
La semana pasada otro de los aludidos, el consultor Jorge Restrepo, hizo estos señalamientos:
Nuevamente, Vorágine tuvo que pronunciarse. Acá copiamos lo que escribió José Guarnizo, el director del medio, en X/Twitter.
El consultor @JorgeARestrepo asegura que “a raíz” de la investigación que publicamos en @VoragineCo el jefe del ELN Antonio García decidió “hostigar al Cerac y a quienes hacemos parte de ella”. Da a entender de forma peligrosa que el hecho surge como consecuencia de nuestra investigación periodística.
El señor Restrepo, encumbrado experto en temas de conflicto, sabe muy bien lo que implica relacionar en una misma frase a un grupo armado con un medio de comunicación. Restrepo lo sabe pero acude a culpar veladamente al periodismo por declaraciones de un jefe guerrillero.
Como ciudadano y director de @VoragineCo rechazaré cualquier tipo de hostigamiento en contra del señor Restrepo y los miembros del Cerac. Eso no me impide al mismo tiempo pedirle que no estigmatice nuestro oficio por muy incómodo que le parezca.
La investigación de @VoragineCo puso en conocimiento público las falsedades y omisiones encontradas en un informe que Restrepo, a nombre propio, hizo por encargo para la defensa de Chiquita Brands en un juicio que tendrá consecuencias para las víctimas del paramilitarismo en Urabá.
Cada una de las líneas del reportaje de @VoragineC está basada en documentos, archivos de prensa y testimonios. Es un texto sin adjetivos ni ataques personales. Es periodismo con pruebas que no han sido refutadas y que dejaron varias preguntas que Restrepo —y es su derecho— ha declinado contestar.
El periodista Nicolás Sánchez, autor de la nota, y todos los miembros del equipo que hacen posible cada historia que publicamos han tenido y seguirán teniendo el apoyo del resto de sus compañeros. Y también el de miles de lectores que así nos lo han hecho saber en estas redes. Eso es mucho más que suficiente.
Y volvemos a decirlo: el buen periodismo importa, importa porque apunta donde otrxs no miran, porque revela lo que se quiere ocultar, porque puede justificar lo que publica con pruebas, con argumentos, con datos, con fuentes. Ahí está Vorágine haciendo ese trabajo.
Jeanneth Valdivieso Mancero, coordinadora periodística y editora en La Liga.
Para usted, que llegó hasta acá… Una defensa de La Silla Vacía (o sobre funar medios)
Para ahorrar espacio en esta posdata, lo voy a decir claro y corto: creo que la publicación de La Silla sobre Petro en Panamá fue un error de criterio. Que se dejaron ganar por la emoción de lo que pensaron una gran chiva. Que no lo esperaba de ese medio. Que me recordó cuando Vicky Dávila decidió publicar, tal vez por una combinación de afán y vanidad, ese video en el que el exviceministro Carlos Ferro y el capitán de la Policía Ányelo Palacios tenían una discusión sobre sus preferencias sexuales. El video, que fue viral y que fue debate y que nos puso a escribir editoriales, fue un gran autosabotaje: Dávila entonces era directora de La FM, el equipo de noticias que había revelado lo que entonces se conoció como La Comunidad del Anillo, el mayor caso de corrupción, explotación y violencia sexual dentro del Ejército de Colombia. La investigación de La FM se tachoneó bajo el escándalo de los dos hombres adultos hablando de sexo. De aquello, la mayoría solo recuerda eso de “¿Tú clavas o te gusta que te claven?” Y de la corrupción, de los abusos de los robos millonarios y de un presunto homicidio, pocón. Todo por una muy mala decisión editorial: publicar algo antes de tiempo.
Pero sobre esto ya se ha dicho de todo y es sobre otra cosa que quiero hablar: sobre la reacción de salir a funar a un medio que lleva años haciéndolo bien. Y este no es el primer error que comete La Silla ni la primera de sus publicaciones que les obliga a salir a pensar en público si lo que hicieron estuvo bien o mal. Alguna vez incluso contrataron a alguien para que pensara por ellxs.
Así que La Silla, perfecta e impoluta, nunca ha sido, y su historia llena de éxitos cuenta con varios otros errores de juicio por los que se han ganado la bronca de muchxs. Pero el asunto es que todos los medios tienen una historia igual. Que detrás de una noticia hay al menos un ser humano que en más de una ocasión no está seguro de si está haciendo las cosas bien o no.
Quiero decir que no me parece que esto de salir a graduar a La Silla como un medio de ultraderecha con un plan para acabar con la carrera del presidente Petro sea una mirada particularmente inteligente y madura sobre el rol de los medios. Que esto de funar medios por cometer un error —que no es lo mismo que mentir deliberadamente, por ejemplo— me parece tan ultra como los ultras a lxs que no nos queremos parecer.
Recuerdo un caso similar, el año pasado, cuando Mutante —uno de los medios de esta alianza— publicó un video en el que personas trans debían defender sus derechos frente a una persona homofóbica y una persona transexcluyente. El video fue polémico y hoy sigo creyendo que fue un error de juicio de Mutante. Pero recuerdo con más asombro e incredulidad la respuesta — absolutamente binaria y maniquea— de muchas personas que salieron a funar a Mutante —que lleva años haciendo un trabajo impecable para visibilizar los derechos de poblaciones oprimidas— y a decir que era un medio transfóbico. Me pareció extremista: muy de derechas. Muy de quema libros. Muy de mata brujas.
El chequeo de La Silla sobre Petro en Panamá es, tal vez, de las cosas más inexplicables que he visto este año. Eso, sin embargo, no evitará que me levante todos los días a oír sus Huevos Revueltos con Política ni que siga leyendo su portal. Así sea para decir que estoy en completo desacuerdo. A los medios, incluso a los peores, hay que pedirles que hagan bien su trabajo, no que cierren.
A mí es que la búsqueda de la confirmación de mis propias ideas me parece que no me lleva a ningún lado. A mí es que me parece que funar medios que no lo merecen es darle una cuadra de ventajas a quienes sueñan un mundo sin periodismo libre.
Alejandro Gómez Dugand, director de La Liga.