40 | Más que no bañarnos se trata de despertar la conciencia
Invitamos a Vanessa Torres, de la organización Ambiente y Sociedad, a hablar de la crisis ambiental que vivimos en el país y sobre la respuesta superficial de los medios y el Distrito.
Por Vanessa Torres, Ambiente y Sociedad
Ver las fotos de los humedales y los embalses secos, oír las noticias de los racionamientos que vienen para Bogotá, significó, para mí, un despertar urgente. Como subdirectora de Ambiente y Sociedad, una ONG que busca la protección del ambiente con un enfoque de derechos humanos, hablar de la crisis ambiental y climática que afecta a nuestro planeta es un tema cotidiano. Nuestra labor incluye colaborar estrechamente con comunidades locales no sólo para la protección de ecosistemas estratégicos sino también para la salvaguarda de quienes protegen estos territorios incluso arriesgando su propia vida. Uno de nuestros logros más destacados ha sido impulsar la ratificación del Acuerdo de Escazú, el primer tratado que incluye la protección de los defensores ambientales como una obligación estatal.
Por mi trabajo sé, también, que habitar un país biodiverso, que cuenta con bosque tropical y ecosistema de páramo en el mismo territorio, nos da una gran ventaja para acceder al agua. Por esto la noticia de la escasez y los racionamientos, y saber que hemos llegado hasta acá, me llena de preocupación e incertidumbre: porque a pesar de las aparentes ventajas, habitar un país del sur global marcado por la desigualdad y un modelo económico extractivo nos hace más vulnerables a los impactos del cambio climático . Lo que está pasando con los cuerpos de agua que nutren a Bogotá es una tragedia, pero es una tragedia anunciada.
Ante la situación crítica que está viviendo la ciudad, la Alcaldía de Galán ha decidido concentrarse en la resolución de lo urgente. Como bien señaló el alcalde al asumir su administración, el nivel de agua en enero estaba en un 40 %, significativamente bajo en comparación con la normalidad del sistema, que es aproximadamente el 60 %. A raíz de este dato, se iniciaron diversas acciones a nivel técnico, y se ha promovido entre la ciudadanía la necesidad de comenzar a ahorrar agua ante un escenario que, de hecho, ya estamos viviendo. Sin embargo, me preocupa que el afán por atender la crisis inmediata no vaya acompañado de una explicación pedagógica que permita además de entender las causas y magnitud de esta crisis, hacernos responsables a quienes habitamos Bogotá de un escenario que probablemente empeorará el próximo año.
Es crucial reconocer de dónde proviene el agua que sostiene a Bogotá. La mayoría de la ciudadanía desconoce completamente que el agua que sale de nuestras llaves proviene del sistema Chingaza, que incluye los embalses de San Rafael y Chusa, y que su fuente principal son los páramos, específicamente, de Chingaza, Sumapaz, Guerrero. De ellos proviene el 80 % del agua que circula por el acueducto de Bogotá. Estos ecosistemas son vitales para la producción de agua en el planeta. En Ambiente y Sociedad impulsamos hace varios años una campaña, hoy aún más vigente, llamada "Emparámate", enfocada en sensibilizar a la ciudadanía sobre el privilegio de acceder al agua, pues al ser un derecho fundamental también implica una enorme responsabilidad de entender que no es un recurso infinito.
El discurso del Distrito y de los medios de comunicación tradicionales, me parece superficial y está lejos de atender el punto clave: la sensibilización de la ciudadanía sobre una crisis que fue anunciada por la ausencia de conciencia ante el privilegio. Estamos enfrentando la peor sequía en 40 años en Colombia, causada principalmente por el fenómeno de El Niño, el desperdicio de agua y la falta de lluvias, que han llevado a una reducción de ríos, embalses y acuíferos.
Según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, 124 municipios en Colombia están en alto riesgo por el incremento de los efectos del fenómeno de El Niño, afectando a 2,9 millones de personas. El fenómeno de El Niño ha modificado sus efectos debido al cambio climático, lo que conlleva un aumento de temperaturas, sequías y afectaciones a cultivos e incendios forestales.
Además, es fundamental destacar que, aunque Colombia aporta solo el 0,6 % de las emisiones globales, es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Esto nos expone a riesgos como inundaciones, ascenso del nivel del mar y aumento de temperaturas. La expansión urbana desmedida y la falta de una planificación y ordenamiento territorial consciente y responsable ambientalmente solo agravan la situación.
Los páramos, ecosistemas únicos en ciertas zonas de alta montaña del trópico donde Colombia posee el 50 % de estos a nivel mundial, son esenciales para la regulación de los ciclos del agua, de hecho el acceso al agua de 14 ciudades principales del país dependen de ellos. Sin embargo, todavía no es claro el escenario de delimitación de páramos en Colombia, lo que los hace vulnerables a los impactos de actividades ganaderas, agrícolas y proyectos mineros.
Reflexionar sobre nuestra relación con estos ecosistemas es crucial. A menudo nos sentimos distantes de estos territorios y pocas personas comprenden el riesgo que enfrentan. Debemos ampliar nuestra responsabilidad más allá del uso humano del agua, considerando también su impacto en otras especies. Las altas cifras de deforestación en ecosistemas estratégicos como la región Amazónica, deben ser una prioridad no solo para los tomadores de decisión. Como sociedad debemos comprender que el impacto en nuestros bosques tropicales también impacta en la generación de agua. De hecho que llueva sobre nuestra ciudad y por lo tanto que los embalses lleguen a su normalidad depende directamente de la conexión del ciclo de agua entre la región Andina y Amazónica, cada vez más afectada por la pérdida de hábitat en la biodiversidad y el suelo.
Sin duda, asumir la responsabilidad de reducir el consumo de agua es un gran primer paso al enfrentar esta crisis, adicionalmente resulta importante ampliar nuestra visión frente a las causas que hoy nos imponen un escenario incierto. Necesitamos despertar una conciencia colectiva sobre el origen del agua y asumirlo como un derecho que va más allá de simplemente abrir la llave y que implica una protección efectiva de los ecosistemas estratégicos en nuestro país. Asumir el derecho al agua como una responsabilidad conjunta va más allá de la administración que insta a no bañarse o hacerlo en horarios restringidos. El agua no es un recurso infinito, sin ella es imposible pensarnos como sociedad o como planeta: aquí nos estamos jugando la vida.
La naturaleza en el centro
Desde hace unas décadas es más evidente que el ser humano es el principal agente de transformación del planeta, del cambio climático, de la pérdida de biodiversidad, del daño a los océanos. Ya no podemos mirar a la naturaleza, como se hizo durante tantos siglos, como esa fuente externa de extracción ilimitada de los recursos necesarios para la vida humana. Es necesario entender que somos parte de ella y que nuestra relación con la Tierra debe cambiar. Por eso les traigo trabajos de nuestros aliados en los que ella es la protagonista.
El Malpensante Verde
Muy pronto saldrá una edición especial de El Malpensante, un número coleccionable en el que escritores, cronistas e investigadores científicos presentan sus miradas y los debates sobre los alcances de la crisis climática, las paradojas de la divulgación científica y la valoración poética de la ciencia. Y para ir entrando en ambiente nos comparten el texto “Cuánta selva necesita un hombre” de nuestro recordado colega Karim Ganem Maloof, con ilustraciones de Santiago Guevara. Un trabajo genial publicado en 2021.
#HablemosDeLaErosiónCostera
“Arboletes, en Antioquia, y Puerto Rey, en Córdoba, son las zonas donde el mar ha erosionado más las playas en todo el Caribe colombiano. En los últimos años, decenas de personas se han tenido que desplazar ante el avance de las olas que se meten a sus casas hasta expulsarlos”. Con esta historia y este reel Mutante nos invita a participar en esta conversación sobre un tema urgente.
Un pacto con las abejas
Un indígena de la etnia tucano, en lo profundo de la selva en Colombia, mezcla conocimientos ancestrales con la ciencia occidental para ayudar a que estos insectos polinizadores sobrevivan a las afectaciones que está sufriendo la Amazonía. Y a cambio, las abejas contribuyen con miel, turismo y árboles florecidos. De una alianza entre Vorágine y Mongabay salió este texto recomendado: “El hombre que hizo un pacto con las abejas para salvar a su comunidad en Guainía”.
PD. Esta semana empieza la Filbo, la Feria Internacional del Libro de Bogotá, y varios de nuestros aliados tienen previsto participar en presentaciones de libros, conversatorios y otras actividades. Les invitamos a estar pendientes de las redes de La Liga (@liganosilencio) para enterarse de más.
Jeanneth Valdivieso Mancero, coordinadora periodística y editora.
Yo recomiendo… que ahorren agüita
No sólo porque estamos en un momento crítico ahorita mismo, sino porque, cómo dice Vanesa Torres en el editorial, el agua no es un recurso infinito. Hace rato lo sabemos y, aunque la responsabilidad de cuidar este recurso debería recaer principalmente en los entes del Estado, nunca sobra poner de nuestra parte y generar conciencia. Aquí les dejo un podcast, un documental y dos playlists para reflexionar.
Un mundo azul: la carrera para resolver la crisis del agua
No es Búsqueda Implacable, pero está Liam Neeson junto a Matt Damon y Jaden Smith, defensores del cuidado del agua, en este documental en el que se piensa en nuevas soluciones para la problemática de usos insostenibles del agua que hay en todo el mundo.
Racionamiento de agua en el país de las aguas
En este episodio de La República (que además también dura lo que debería durar una ducha) ponen sobre la mesa el cuestionamiento a las diferentes autoridades responsables de cuidar los recursos y cómo la actual crisis está relacionada con la gestión del agua por parte las anteriores administraciones de Bogotá.
¿Y si dejamos de echarle la culpa de la crisis hídrica únicamente al fenómeno de El Niño y a lxs ciudadanxs? Esto va más allá.
Canciones para bañarse a totumadas
Les dejo dos playlists con canciones que duran no más de lo que debería durar una ducha. A lxs que nos gusta usar el tiempo de bañarse para reflexionar en un plano astral, nos toca empezar a usar estas estrategias para darnos cuenta de que en realidad sí hay que bajarle al tiempo en la ducha.
Acá la primera playlist que tiene un poco de todo, y esta otra de Bullosas, un proyecto de estudiantes de la Universidad de los Andes que busca darles más y mejores espacios a las mujeres que hacen parte de la escena musical en Colombia.
Nicoll Fonseca, gestora de audiencias y redes.
Un pequeño oso
Hola, por acá Nicoll de nuevo.
Entre las muchas cosas que hemos estado planeando como contenidos diferentes para ustedes estos días, pensamos en #Ruidosxs, una iniciativa en la que celebramos la rebeldía de quienes no se dejaron silenciar. Se supone que publicaríamos la primera entrega la semana pasada, pero a alguien (yo) se le olvidó dejar programada la publicación (perdonen a la gestora de redes).
Cada mes hablaremos de un personaje diferente y Ofelia Uribe, pionera del periodismo feminista en Colomia, estrena esta sección. Vayan aquí para conocer la censura a la que se enfrentaron los periódicos ‘Verdad’ y ‘Agitación Femenina’ el siglo pasado.
A usted, que llegó hasta acá… Agua
Esta semana he pensado en que me baño a diario en agua potable que sale de un tubo de mi casa. Me baño en agua potable que caliento y que sale por un tubo.
Así.
Agua.
Potable.
Cuando quiero, no cuando necesariamente tengo que hacerlo, me baño en agua potable caliente. A veces, muchas veces, me baño porque quiero descansar, porque quiero dejar de pensar en cosas, porque estoy distraído.
Me baño, digo, en agua que pude haber bebido. En agua que pudo haber bebido alguien que tiene sed. O que la tuvo, y que ya es demasiado tarde.
Me baño, digo, en algo que no nos sobra. Me baño, y la caliento y sale por un tubo de mi casa, en algo por lo que muchos tienen que ver la muerte a la cara a diario.
Alejandro Gómez Dugand, director de La Liga