36 | De las audiencias lejanas a las comunidades activas
Este boletín es sobre ustedes. Así: tal cual. Porque hablamos de la comunidad que se junta y se moldea al rededor del periodismo independiente.
Por Natalia Duque Vergara, gestora de comunidad de Mutante.
Alguna vez escuche que la diferencia entre un periodista tradicional y uno alternativo se podría identificar en el cubrimiento de un sancocho comunitario: mientras el primero recoge un par de testimonios, toma fotos y se va, el segundo se queda para compartir el sancocho. El periodismo en comunidad es la posibilidad de sentarnos alrededor de la olla a conversar.
En Mutante nos hemos preocupado no solo por alentar estas ollas, sino por agregarles leña, que en el mundo digital donde nos movemos se refiere al periodismo participativo y la creación de espacios para conversar. Estamos convencidas de que los tiempos de la verticalidad y la imposición de agendas ya pasaron.
En cambio, nos emociona la posibilidad de subvertir muchas de las prácticas que aprendimos en nuestras escuelas de periodismo en donde usualmente se sigue pensando en clave de “emisor” y “receptor”. Es decir, en una audiencia despojada de su agencia y del lugar central que podría tener en el ejercicio periodístico.
La semana pasada, luego de enterarnos de que habíamos ganado el Premio Rey de España en la categoría Medio de Comunicación Iberoamericano, Juan Camilo Maldonado, cofundador y director de Mutante, desempolvó un escrito en donde cuenta cómo nació el proyecto. “Cuando nos sentábamos a imaginarnos esa red solía referirme a sus integrantes como los X-Men, mutantes comprometidos con la mutación, el cambio”, escribió.
Una de esas “mutaciones” —que también se han convertido en uno de los ejes del periodismo mutante— es la participación. Nuestra audiencia está conformada por miles de individuos con experiencias de vida increíblemente enriquecedoras y diversas. La oportunidad de construir conocimiento de manera colectiva es inminente y, en ocasiones, sorprendente.
Por ejemplo, durante el Paro Nacional en 2021, cuando muchas de nosotras estábamos teniendo conversaciones difíciles con nuestras familias, fue nuestra audiencia quien nos compartió estrategias que estaban implementando para facilitar el diálogo. Con esas experiencias hicimos una guía.
Crédito: mutante.org
Otra apuesta más reciente de periodismo en comunidad fue la conversación #HablemosDelEmpleoPúblico. Ese fue un tema priorizado por nuestra audiencia en los comentarios y, para llevar a cabo la reportería hicimos un Círculo Mutante (un espacio de diálogo seguro y abierto) y un sondeo. Con ambos ejercicios recopilamos información e historias.
Lo grandioso de este trabajo fue haber conectado directamente con un llamado y una necesidad de las personas que usualmente nos leen, haciéndolas además protagonistas de todo el proceso.
Además de la amplia comunidad que está en redes sociales, creamos comunidades de conversación sobre temas específicos. Lugares digitales que no son solo fértiles para hacer reportería, sino que terminan siendo escenarios de encuentro y desahogo en medio de redes que poco se prestan para eso.
“Les voy a contar una anécdota tardía que parece chiste, pero es anécdota”, escribió esta semana, por iniciativa propia, una de las integrantes de la comunidad sobre gordofobia que se creó a finales del año pasado. A continuación dejó un extenso mensaje en el cual contó una anécdota que le ocurrió hace una semana. Finalmente escribió: “Deseo que no les pase… Les abrazo como quería yo que me abrazaran ese día”.
A continuación varias personas manifestaron su apoyo en el chat y pensé que esto es lo que debería ser toda comunidad viva: un espacio que nació en el marco de una reportería, que fue lugar de preguntas para construir contenidos periodísticos y que ahora, finalmente, es también un lugar seguro donde personas similares se pueden conectar.
Hace un año, mientras planificábamos la segunda versión de nuestro programa de membresías, con la asesoría del periodista Jorge Caraballo, nos preguntábamos sobre el valor diferencial que Mutante aporta al mundo. Una de las ideas que dejamos sobre la mesa fue justa esa: el interés por crear una red segura de expansión creativa en medio del encuentro con el otro.
Un periodismo que replantee su relación con su audiencia es más que urgente, necesario. No solo por lo que tiene por aportar, sino porque en el caso de los medios llamados independientes, la participación de sus seguidores, su público más fiel, es fundamental para lograr su subsistencia. Esto significa que la fidelidad de las audiencias se debería traducir (ojalá) en una posibilidad de sostenimiento para el proyecto.
Y esto solo es posible con contenidos útiles que respondan a las necesidades y los vacíos informativos de quienes los consumen, así como el diseño de una experiencia en donde las personas encuentren formas novedosas, genuinas y sobre todo, útiles, de participar en la construcción de los contenidos.
Para Mutante la experimentación ha traído consigo la posibilidad de construir y pensar horizontes junto a quienes nos leen, pero también retos. Así lo menciona también Juan Camilo en su texto: “La necesidad de ir más despacio, desacelerar nuestros procesos de comunicación, dudar de nuestras certezas”. Un llamado a la reflexión alrededor de la olla, que son nuestras comunidades.
Pensar en un periodismo con vocación de cambio requiere de múltiples voluntades y de la capacidad de articular redes de conversación y acción alrededor de temas urgentes. Por eso, hoy, luego de cinco años, seguimos compartiendo el impulso inicial del proyecto, la necesidad de mutar, convencidas de que esa transformación será mucho más enriquecedora si se hace en colectivo, en comunidad.
El método Liga: - egos, + colaboración y escucha
Crédito: @sindyelefante.
Y siguiendo con esas preguntas que nos estamos haciendo en el periodismo para ser más relevantes y responder mejor a las comunidades, quiero hablarles de una apuesta que nos enorgullece y que salió la semana pasada. El reportaje “#8M: El fútbol femenino en Colombia enfrenta otro año de silencio y de desigualdad” ya está publicado, pero detrás de él hay varias prácticas que son el ADN Liga: trabajo colaborativo de medios, periodistas y otros talentos; la difusión coordinada (para alcanzar a más gente) y la unión de muchas ideas puestas al servicio de un tema.
En este caso también sumamos un ejercicio que queremos repetir y fue reunir a varias futbolistas y crear un espacio seguro (confidencial, sin grabaciones) para escuchar lo que sienten, lo que viven, lo que opinan sobre cómo el periodismo ha cubierto el tema del fútbol femenino en Colombia y lo que ha faltado, y conocer, ahí cara a cara, sus esperanzas y decepciones. Fue un espacio súper valioso que nos dejó nuevas preguntas y nuevos temas para abordar (y renovadas ganas de seguir creando espacios de escucha con fuentes y audiencias).
Y reunimos, decía, los talentos y voluntades de muchxs por este tema con el objetivo de hacer más ruido, de poner en la agenda un asunto de interés público del que debemos hablar más: lo que se sigue callando en el fútbol femenino y todos los pendientes que tiene.
Entonces, el reportaje lo escribió Alejandro Pino Calad, director de Publimetro y un rostro muy reconocido a la hora de alzar la voz y exponer las irregularidades, mafias y cuestionamientos sobre el fútbol y sus dirigentes (con su prensa cercana y aduladora). Y la investigación estuvo acompañada del trabajo gráfico de Sindy Elefante, jugadora, ilustradora y conocedora del mundo del fútbol.
En el proceso también se sumó Vorágine (que está coordinando un especial que viene sobre este tema) y también Cerosetenta y De la Urbe, que se juntarán a este trabajo que será un sostenido esfuerzo colaborativo a lo largo del año. Entonces, pendientes, porque tenemos periodismo sobre fútbol femenino para rato.
Sobre la historia de la semana pasada y los talentos diversos puestos al servicio de una causa también creamos distintos formatos para que todo el mundo se entere del tema y los aliados sumaron sus contenidos (imprimiéndole sus estilos) que están buenísimos. Entonces, si no los han visto, miren este video que publicamos en nuestro Instagram, esta video-entrevista de Publimetro, este carrusel de Vorágine y este otro de Baudó, y este tuit muy Actualidad Panamericana. Y gracias por ver, por compartir. Y a los haters del fútbol femenino y los onvres que tienen que mostrarnos cómo es que se hace todo y que la razón los asiste sin posibilidad de discusión, saludos. Volveremos pronto con más.
Jeanneth Valdivieso Mancero, editora y coordinadora periodística.
Otro #8M, otras historias
Este es el colmo de los colmos: subir un video hablando sobre la falta de garantías que tienen las futbolistas de la Liga Femenina en Colombia y que el machismo arme sus filas en la sección de comentarios para desprestigiar a las jugadoras y su lucha por mejoras en las condiciones laborales.
@Machito1 dice que el fútbol femenino es malo, que lo aceptemos, que por eso es que nadie lo ve. @machito2 dice que ni las mismas mujeres apoyamos el fútbol. @machito3 dice que para qué, si ese no es el verdadero fútbol.
Y, así, un montón de comentarios que los exponen como lo que son: los NPC más NPC del videojuego de turno. Lo peor, es que el video es sobre la última publicación de La Liga y Publimetro en la que Alejandro Pino Calad habla de las razones por las que el fútbol femenino se ha gestionado con tantas trabas.
No siendo más (porque podría extenderme en la indignación que me producen estas reacciones) vámonos al lado bonito: los esfuerzos de nuestros medios aliados por producir historias y contenidos de género que crean conciencia.
La reflexión que más me gustó fue la de Baudó AP, medio en el que la decisión editorial fue no producir ningún contenido a modo de especial para el #8M. Podrá ser raro en un medio que se preocupa por tener lecturas de género en sus trabajos, pero tienen una buena razón. Se preguntaban si, entre el mar de información y la competencia con las pautas comerciales de grandes empresas, cabría un contenido más. Se preguntaban si en realidad querían estar ahí y la respuesta fue que querían estar todos los días del año apoyando el contenido de y para mujeres. Aquí nos dejan unas recomendaciones.
Y hay más esfuerzos por pensar un #8M diferente:
Como el que hace el CrossMedia Lab que nos recuerda que las mujeres habitantes de calle se enfrentan a experiencias menstruales inhumanas. O como Cuestión Pública que salió a la calle a preguntarle a las mujeres lo que necesitan para vivir una vida digna y recordó a quienes la violencia de género les quitó la vida. O como Consejo de Redacción que cuenta las historias de las mujeres que construyen paz aún siendo las mayores víctimas de la guerra en Colombia. O como Mutante que muestra la lucha de 1.700 mujeres que llegaron a Istmina para exigir acuerdos humanitarios después de años de desplazamientos forzados, feminicidios y amenazas.
En esta alianza no vamos a dejar de contar historias de género, no vamos a callarnos frente a la violencia y seguiremos haciendo periodismo.
Nicoll Fonseca, gestora de redes
A usted, que llegó hasta acá… Fuego para Anfibia
Cuando empecé este espacio dije que sería corto. No lo ha sido.
Así que por esta vez seré directo:
La semana pasada nuestrxs amigxs y colegas de Anfibia, en Argentina, se levantaron con la noticia de que su redacción había quedado en cenizas luego de que un cortocircuito en el techo se convirtiera en un incendio.
Anfibia necesita de todxs: necesita dinero para recuperar lo que perdieron en medio de la crisis económica que vive Argentina. Y deberíamos ayudarles:
Porque lo merecen. Porque proyectos como Anfibia hay pocos, pero también porque de más en más parece que el futuro más amable para el periodismo independiente es uno en el que la comunidad, esa de la que hemos querido hablar en este Boletín, lo sostenga económicamente.