28 | Me niego a resignarme
¡Volvió el #BoletínLiga! Esta vez, un editorial de nuestra editora sobre lo que ocurre en Ecuador, donde nació, un listado reportajes para entender lo que ocurre en ese país y una posdata.
Una y otra vez repito los videos de hombres armados con fusiles, pistolas, granadas y tacos de dinamita. Repito y repito los minutos de video en el que entran al canal ecuatoriano TC Televisión durante la transmisión en vivo del noticiero. Cuando los vi por primera vez me negué a creer que lo que pasaba era cierto. Parecía una pesadilla, pero no lo era. Y miro los videos varias veces —parece masoquismo— porque es la forma de convencerme de que el país en el que nací y crecí cambió de una forma que me niego a creer. La negación se convierte en dolor y luego en lágrimas, y después en realidad. Los titulares de varios medios lo refuerzan: “el país más violento” de América Latina. El mismo lugar que antes fue “un ejemplo de paz a un país en guerra”, “del buen vivir al intentar sobrevivir”.
Se me eriza la piel, otra vez, cuando veo al periodista José Luis Calderón tratando de mantener la calma mientras uno de esos hombres le apunta en el cuello con el fusil y otro le coloca en el bolsillo de la chaqueta una barra de dinamita con la mecha a la vista. Todo frente a la cámara que está transmitiendo. Pienso en el horror que esas imágenes provocan: quieren sembrar pánico (y lo logran). Y pienso en el terror que generaron en quienes estaban viviendo esos momentos, pero también en quienes las veían en vivo, o las vieron después. Y sí, la violencia en Ecuador ha ido escalando, y los periodistas son blanco de esa violencia.
No es algo reciente, pero ahora lo vemos en vivo y en directo, viralizado en reels y tiktoks que burlan al algoritmo, en streammings, en posteos en las redes sociales. Las razones de por qué Ecuador ha llegado hasta acá son varias y complejas, y más abajo en este Boletín les compartimos recomendaciones de trabajos para tratar de entender lo que está pasando. Pero aquí, en este espacio, me limitaré a llamar la atención sobre cómo la violencia está afectando al periodismo y cómo está silenciando a un país antes visto como “rebelde” que salía a las calles a protestar contra malos gobiernos que terminaban cayendo.
El episodio de TC Televisión (que fue repudiado por más de 400 periodistas nacionales e internacionales) es impactante, pero es la punta del iceberg; lo más espectacular y reciente. Cuando vi esas imágenes me remonté a marzo de 2018 cuando un equipo de El Comercio (un diario que dejó de circular el año pasado después de ser uno de los medios más grandes e importantes del país) viajó a Esmeraldas, una zona costera fronteriza con Colombia, para reportear la violencia que crecía en esa región. Entonces, el periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Javier Segarra fueron secuestrados, trasladados a Nariño y, semanas después, asesinados por integrantes del Frente Óliver Sinisterra, integrado por disidentes de las FARC, hombres que nunca se unieron al proceso de paz y gente vinculada al narcotráfico. No hubo terror en vivo, pero nos marcó. El caso sigue en la impunidad y ni los gobiernos de Ecuador ni Colombia (y que ya han sido varios desde que eso ocurrió) han aportado verdad, justicia ni reparación. La desprotección de los periodistas no solo se mantiene, sino que ha empeorado.
En este contexto de violencia, lxs reporterxs empiezan a elegir el silencio como último recurso para salvar sus vidas.
En una investigación trasnacional y colaborativa, de la que hizo parte La Liga Contra el Silencio, quisimos seguir con la tarea que empezaron los periodistas de El Comercio y publicamos “Frontera Cautiva: tras el rastro de los periodistas ejecutados”. Desde entonces, las cosas solo han empeorado, sin importar las advertencias de que la violencia, el narcotráfico y la delincuencia organizada también estaban permeando el Estado. Se han multiplicado los atentados, las escenas dantescas de matanzas en cárceles y en las calles, el sicariato, el secuestro, las extorsiones; en la última campaña electoral mataron a uno de los candidatos presidenciales, Fernando Villavicencio, quien antes de meterse en política hacía periodismo. Antes las mafias habían asesinado a un alcalde, a jueces, fiscales y las víctimas siguen sumándose. El año pasado fue el más violento de la historia del país cuando en un momento fue de los más seguros de la región.
Y para el periodismo también el saldo está en rojo. En 2023 nueve periodistas (hombres y mujeres) se vieron obligadxs a salir del país, según datos de la Mesa de Articulación para la Protección de Periodistas (MAPP), una entidad de reciente creación a causa de la situación de seguridad que vive el sector. En los primeros días de este año ya se sumó un décimo colega. Mientras, los periodistas que trabajan fuera de las grandes urbes y en zonas rurales son obligados a cumplir órdenes de los violentos, como ocurrió después del episodio de TC con un periodista de Carchi, otra región fronteriza con Colombia, que ante amenazas de muerte tuvo que leer un panfleto al aire en un programa de radio con un mensaje de grupos criminales. En este contexto de violencia, lxs reporterxs empiezan a elegir el silencio como último recurso para salvar sus vidas.
Muchas de las situaciones de los últimos años son inéditas, y aunque hemos tenido vecinos con problemas graves de seguridad (Colombia y su conflicto armado interno de más de 50 años o la época de Sendero Luminoso en Perú), Ecuador se había preciado de ser la “isla de paz” que ya no somos. Ya no somos y hay que asumirlo (desde el alto gobierno hasta en la vida cotidiana) y eso no es fácil, y duele, y provoca ira, temor, incertidumbre. Y cuesta, cuesta no abandonar la esperanza de que todo esto se detenga antes de que lo hayamos normalizado. Lo que pasa aquí es la expresión cruel y tal vez más grave de lo que también pasa en otros países de la región donde las mafias, el narcotráfico y la corrupción crecen frente a la inoperancia, la debilidad o la complicidad de los Estados. Y no, no queremos vivir así.
Jeanneth Valdivieso Mancero, editora y coordinadora periodística.
Para poder entender lo que ocurre con Ecuador
Con toda la información que anda rondando en internet, entender lo que está pasando en Ecuador puede tornarse difícil. En esta sección les dejo algunas recomendaciones de episodios de podcast, videos y notas periodísticas que les pueden ayudar a organizar los retazos que deja la información que hemos estado viendo en las últimas semanas.
Si prefiere leer
Daniel Noboa, el nuevo presidente de Ecuador, apenas va a cumplir dos meses en el cargo y ya se enfrenta a una de las mayores crisis de seguridad que ha tenido el país. En este análisis de Revista Anfibia, en este otro de la revista Nueva Sociedad y en esta nota de National Geographic se trata de explicar la oleada de violencia a la que se enfrenta el nuevo gobierno y la reacción de los grupos criminales ante la declaración del estado de excepción.
En esta nota, el medio ecuatoriano GK explica los hechos más importantes durante este episodio violento y cómo se relacionan las fugas carcelarias, los secuestros con las decisiones consecuentes de decretar estado de excepción y posteriormente el haber determinado que existe un conflicto armado en Ecuador.
Si prefieres escuchar
En este episodio, de Hoy en El País, dirigido por Silvia Cruz Lapeña, se aborda la crisis desde cómo Ecuador, que había sido un referente de paz en Latinoamérica, tiene una historia más violenta de lo que se suele reconocer. Debido a los picos de inestabilidad económica que ha atravesado el país, hoy las bandas criminales se han apoderado de los sectores sociales más vulnerables.
En este episodio de Huevos Revueltos y Política, el podcast de La Silla Vacía, esta semana entrevistaron a Isabela Ponce, directora editorial de GK, sobre el cubrimiento de estas acciones violentas por parte de grupos criminales. Aquí Ponce habla de cómo estas acciones no son aisladas sino que tienen un objetivo claro de desestabilizar al país.
Si prefieres ver
Aquí un contenido un poco más didáctico. en donde a través de animaciones explican el contexto económico de Ecuador y cómo esto llevó a la crisis de seguridad actual. En el video se plantean dudas frente a las medidas del actual gobierno y se establece que las medidas punitivas que se han tomado frente a los grupos criminales en gobiernos como el de Nayib Bukele en Nicaragua en realidad no atacan los problemas estructurales de estos países.
Nicoll Fonseca, gestora de redes.
Posdata: Este año
Este año arrancó con un terremoto y un terrible accidente aéreo en Japón. Arrancó con las bombas aún reventando en Gaza. Lo hizo con Ucrania aún sitiada. Lo hizo con Ecuador en llamas. Lo hizo contando ya una primera masacre en Colombia, en Putumayo, donde asesinaron a cuatro personas en un billar en Putumayo. El año apenas empieza y ya llegan las noticias de los gastos de miles de millones de Alcocer como primera dama. Empieza con un derrumbe en la carretera Quibdó-Medellín que sepultó a unas 50 personas de las cuales ya han muerto más de 30.
Este año, esperamos, será un año de muchas transformaciones para esta Liga y sus medios aliados.
Hoy se cumple la primera mitad del primer mes de este año.
Este año empezó. Y lo hizo con el recordatorio de que la realidad, de tanto en tanto, es demasiada. Y esa realidad —esas noticias— son difíciles de seguir y de hacer caber —todo nuestro rigor, todas las historias de las víctimas, todas nuestras frases bien o mal construidas— en el espacio de los medios.
Es algo que como periodistas sabemos.
Y por eso.
Este año, esperamos, será un año de muchas transformaciones para esta Liga y sus medios aliados. Sabemos que el periodismo, como el hierro, se forja en caliente y que el que hacemos, el que hemos hecho, necesita empezar a pensarse por fuera de sí mismo: mezclarse con la tecnología, con el arte, con la filosofía.
Este año les prometemos seguir en la tarea de hacerles más fácil la a veces difícil tarea de estar informadxs. Y esperamos poder contarles acá, en este espacio que es tan entre nos, los planes que tenemos.