01 I Acá nunca la hemos pasado bien
“Son los mejores tiempos para empezar este boletín, son los peores tiempos para empezar este boletín”.
Porque dijimos —en el equipo de La Liga, durante una reunión en mi casa donde hacemos las jornadas de planeación y comemos muchas empanadas con café—, que queríamos que este fuera un espacio radicalmente diferente al resto de nuestros canales. Que tendríamos otro tono, más íntimo y personal (algo mal visto entre periodistas, como si unx veganx pidiera tocineta y queso en su Big Mac).
Dijimos también: “Ah, y que el boletín sea un espacio para poder hablar de temas un poco más positivos, más ligeros”: un espacio para devolver un poco de toda la buena onda que recibimos de ustedes. Porque la vida no es sólo temas llenos de espinas que cubrimos en nuestra alianza, pues de lo otro también hay que hablar.
Pero no hice caso: voy a inaugurar este espacio hablando de cómo ahora el periodismo habita entre gritos. Por un lado, los chiflidos de la izquierda, y por el otro, la instrumentalización de la derecha. Y de lo incómodxs que parece que estamos ahí. Y de lo mal que estamos reaccionando.
Lo segundo lo vimos hace días en la #MarchaDeLasMayorías: Semana en la tarima en la Plaza de Bolívar cubriendo la marcha, el general retirado Zapateiro lanzando vivas a lxs periodistas y a la libertad de expresión. Lo que nos faltaba: ahora somos la bandera de la derecha (como si un animalista gritara de emoción en una corrida de toros). Dan ganas de recordarles que fueron ellos quienes, luego del asesinato de Galán, quemaron y cerraron periódicos; y fue bajo el gobierno de Rojas Pinilla (un populista de derecha) que El Tiempo y El Espectador fueron perseguidos. Que durante los ocho años de Uribe no solo se chuzó a periodistas y se los perfiló, sino que en las oficinas del DAS se encontraron manuales para amenazarnos. Que durante el gobierno de Duque a los periodistas nos detuvieron durante el paro, nos persiguieron y nos quisieron censurar. Que durante años fueron ellxs quienes llamaron guerrilleros a los periodistas. Y fueron ellxs quienes, encrispados ante cualquier voz incómoda, se levantaron de la silla pidiendo “otra pregunta, amigo”.
Así que gracias, pero no gracias. Acá, estimadx general Zapateiro, siempre la hemos pasado mal, y del otro lado casi siempre estuvieron ustedes. Lxs periodistas en Colombia hemos aprendido ya a defendernos solxs.
Pero nos defienden porque del otro lado el presidente Petro trina para corregir titulares y notas periodísticas. El Petro corrector de tuiter a veces tiene razón, otras no; pero su tono de editor bravucón, que combina tan mal con ser no solo el presidente del país sino el el tercer mandatario con más seguidores en tuiter de Latinoamérica, dio permiso a la mirada de sospecha.
Hay que decirlo: los medios grandes, que hoy pertenecen a los grupos económicos más poderosos del país, lo vienen haciendo muy regular, y hasta ahora no les había salido caro. Hay, es innegable, un sector cada vez más grande de la población que no se traga más noticias mediocres, malintencionadas y manipuladoras. Y el asunto es que el Petro corrector de tuiter, además, parece agregador de contenido, porque cada tanto sugiere la lectura de portales creados por sus seguidores (y en algunos casos sus amigos políticos) donde se aplaude al gobierno.
Y de golpe, la gente que apoya el cambio empezó a decir “libertad de prensa sí, pero no así”. Y de golpe, como en un salto cuántico, se pasó de señalar al mal periodismo a acusarlo de orquestar un golpe blando contra el gobierno. Y ya los medios eran una sola cosa y la división entre las empresas y el periodismo empezó a desdibujarse.
Mientras, ahí cuando los periodistas tuvimos la oportunidad de vernos en un espejo, entender algo de lo que nos acusaban, y enfrentar lo innegable, decidimos también trinar. Dijimos, indignadxs, que pararan el ataque. Que porfis.
Y lo hicimos cuando también cabía el momento del mea culpa. Que también podíamos decir que sí, que al periodismo le sobran periodistas a lxs que no se les dice periodistas sino maestrxs, que no son periodistas sino celebrities. Y que al periodismo se le va la mano en su auto reverencia. Y que cortemos de una buena vez eso de sentirnos lxs hijitxs de Gabo.
Podíamos entender, digo, que ya no somos lo mismo que éramos hace un par de siglos y que ya no lo volveremos a ser —y que eso está más que bien.
Pudimos reconocer que ahora compartimos con otras formas mucho más diversas y mucho más representativas de comunicación, y que en ese coro de voces es que somos relevantes. Que si no entendimos en los paros de 2019 y 2021 que la manera de aportar es de la mano de otras formas de pensamiento y de la propia ciudadanía, nos echamos el año.
Me gusta pensar que es sobre esa idea de diversidad, de un periodismo que dejó atrás la idea de la crisis para entenderse más bien en reinvención, es que está construida esta alianza de 16 medios que llamamos La Liga Contra el Silencio.
Pero eso será tema de otro editorial.
[PD: También dijimos, en esa reunión en la que hubo muchas empanadas y café, que trataríamos de hacer que estos editoriales, este espacio que queda inaugurado hoy y que nos turnaremos entre el resto del equipo y con miembrxs de los medios aliados de La Liga, serían cortos. Lo siento, tampoco hice caso. #SorryNotSorry]
Alejandro Gómez Dugand, director de La Liga Contra el Silencio
Las cerezas del pastel
Si el pastel es una semana ajetreada y las cerezas son historias, este pastel estuvo lleno de cerezas. En esta sección de #ElBoletíndeLaLiga les hago un resumen, este sí flash, de cerezas potentes no tan dulces.
Primera cereza, bien amarga. Entre nosotras, las mujeres, hay miedo. Nos preocupa cómo esta nueva derecha llena de jóvenes, está creciendo y creciendo para acaparar espacios en los que creíamos que estábamos avanzando. Claro, Colombia es, en el papel, un Estado laico, pero a la hora de la verdad, hasta la Policía asiste a retiros religiosos y a vigilias en contra del aborto.
Según esta y esta historias de Manifiesta y 070, Lazos de Amor Mariano y 40 Días por la Vida están moviéndose y buscando afectar los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres en nombre de Dios. Se asoman las elecciones regionales y ambas iniciativas religiosas están cada vez más fuertes. Además, en la incertidumbre política de un país que tambalea al no saber reaccionar ante una administración de izquierda, asusta pensar en que estas organizaciones religiosas estén en política.
¡OJO! Tienen líderes que afirman que “las vacunas se hacen a partir de los abortos”.
Ahora la otra cereza que, podría decirse, es agridulce.
Es dulce porque, después de un tiempo considerable, al fin lanzamos la serie ‘Expediente Andino: ¿un montaje judicial?’ (publicidad no paga, aquí está el link, véanla).
“Ok, pero necesito contexto”.
Claro, sí. El 17 de junio de 2017 pusieron una bomba en el baño de mujeres del centro comercial Andino (¿se acuerdan?). Entre las preguntas que quedaron desde el hecho están: “¿Quiénes son los culpables?” “¿Cómo es posible un atentado así en medio de un proceso de paz exitoso?” “¿Cómo es posible que seis años después aún no haya respuestas claras para las víctimas?”
Ahí es donde nuestra cereza se pone agria, pues, la serie muestra que la justicia en Colombia tiene vacíos que parecen irremediables. La Fiscalía está en un lío. El ELN dice que ellos no son responsables del atentado, el MRP tampoco acepta haber estado involucrado.
¿Es un montaje judicial?
Algunxs acusados se declararon inocentes, otros colaboraron con la Fiscalía y sus versiones no coinciden con las de los fiscales. A los fiscales se les pasan las fechas cruciales del caso… Mejor dicho, un enredo tan grande que mejor véanse la serie.
Nicoll Fonseca, gestora de redes de La Liga Contra el Silencio.
Yo recomiendo
¿Salud mental y periodismo? No hace mucho se viene hablando del tema o, por alguna razón, ahora veo más frecuentemente referencias a esto: "¿cómo cuidarnos y promover una profesión saludable?", "periodismo & trauma", "gestionar el estrés tras la publicación de tu trabajo".
A veces estar pendiente de la actualidad y las noticias, seguir los últimos escándalos en Twitter, o reportear temas difíciles, que pueden afectarnos personalmente, puede provocarnos algo a lo que deberíamos prestarle más atención. Eso solo para hablar de lo laboral; sin tomar en cuenta nuestras propias vidas y sus diferentes matices.
¿Qué tanto estamos pensando en esto con nuestros equipos de trabajo? ¿Podemos/debemos hablar más de esto? ¿Estamos exagerando? No sé si solo me pasa a mí, pero quiero hacerme más preguntas al respecto. Mientras tanto les comparto esta entrada de un blog que me pareció interesante y la app que uso para lidiar mejor con el día (y la noche).
Jeanneth Valdivieso Mancero, editora y periodista en La Liga
Sobre otro submarino
Mientras el periodismo empieza a contar lo que realmente pasó con el sumergible ‘Titán’, de la empresa Oceangate, les recomendamos ‘El silencio temible de un submarino’, una nota de noviembre de 2017, publicada en la revista argentina Anfibia y escrita por el colombiano Hernando Flórez, que puede ayudar a entender lo que pudieron haber vivido las personas que murieron esta semana. Y para que se antojen, les dejamos las primeras líneas: "Un submarino es como una ciudad en el fondo del mar. Un submarino es el mecanismo de silencio más sofisticado del mundo. Un submarino está diseñado para no ser encontrado".
¿Nos vemos los domingos?
Algo más sobre esa reunión de empanadas y café en la casa de Alejandro. Hubo una discusión, larga, sobre qué día debíamos salir y, luego de muchas vueltas, decidimos que llegaremos los domingos. ¿Cómo la ven? ¿Les suena? ¿Nos quieren decir algo —con amor— haciendo clic acá? ¿Nos quieres ayudar a que este Boletín le llegue a más gente?